CONCLUSION
                  
                  Quisiera finalizar este libro con un canto supremo de 
                  esperanza hacia el futuro.
                  
                  Una efusión de luz, de amor y de poder de incalculable 
                  magnitud está llegando a la Tierra proveniente de la irán 
                  Constelación de Acuario, “cuyas estrellas brillan más para 
                  nosotros que para ellas mismas”. (Del libro de los Iniciados, 
                  haciendo referencia a la época planetaria que empezamos a 
                  vivir).
                  
                  La tendencia de la Naturaleza, en todos sus niveles 
                  vibratorios y en todas sus esferas de evolución, es hacia 
                  SÍNTESIS, el poder indescriptible que debe crear el 
                  sentimiento de unidad dentro del corazón humano. SÍNTESIS 
                  tiene un significado profundamente espiritual y está 
                  relacionada con la Vida mística de SHAMBALLA y con el Fuego 
                  eléctrico del Señor del Mundo. Grandes poderes cósmicos 
                  gravitan hoy sobre la Tierra. Una de estas potentísimas 
                  energías, canalizadas por aquel Gran Ser que esotéricamente 
                  definimos como “El Avatar de Síntesis”, está actuando 
                  constantemente sobre el Centro planetario de Shamballa, el 
                  Centro en donde la Voluntad de Dios es conocida. Otra de estas 
                  grandes corrientes de energía, proveniente del Gran Sol SIRIO, 
                  está actuando preferentemente sobre la Jerarquía de Maestros e 
                  Iniciados, el Centro planetario del Amor de Dios, a través de 
                  una esplendente Entidad espiritual que en términos del Ashrama 
                  llamamos “El Espíritu de la Paz”. Otra corriente menor, aunque 
                  no menos importante, proveniente asimismo del gran impulso 
                  acuariano, enlaza Shamballa con la Humanidad, el Centro 
                  planetario donde Dios ejercita Su Inteligencia Creadora, 
                  vivificando el centro espiritual más elevado en muchos seres 
                  humanos y actuando definidamente en ciertos niveles 
                  específicos de la Naturaleza, despertando allí y poniendo en 
                  actividad “ciertas corrientes de vida dévica” relacionadas con 
                  el fuego creador que brota de las entrañas de la Naturaleza y 
                  que los esoteristas denominan “Fuego serpentino o de 
                  Kundalini”, que ha de desarrollar en muchos seres humanos los 
                  centros superiores de su constitución etérica, psíquica y 
                  espiritual y prepararles para el gran Misterio de la 
                  Iniciación. Esta nueva corriente de energía viene a nosotros 
                  por intercesión de aquel indescriptible Ser planetario que 
                  llamamos el “Señor Buddha”, constituyéndose así el tercer 
                  enlace o vinculación del Gran Señor de Acuario con el planeta 
                  Tierra.
                  
                  Tenemos así, pues, tres potentísimas corrientes de energía 
                  cósmica actuando ya sobre el aura de nuestro mundo, a saber: 
                  una corriente de primer Rayo, de Voluntad, de Resolución y de 
                  Propósito de Vida, que nos llega por intermedio del Avatar de 
                  Síntesis; otra de segundo Rayo, de Amor, de Compasión y de 
                  Sabiduría incluyente, que viene regulada por el Espíritu de la 
                  Paz y la tercera, que a través del Señor Buddha, y en función 
                  de tercer Rayo, de Inteligencia Activa o de Actividad 
                  Creadora, está actuando ya en forma muy directa y apreciable 
                  en la conciencia de muchos seres humanos. Este tercer tipo de 
                  energía viene a nosotros con un impulso cada vez más poderoso 
                  durante el “Festival Místico de Wesak” que se celebra 
                  anualmente, coincidiendo con el plenilunio del signo de Tauro, 
                  en un determinado lugar sagrado de los Montes Himalaya.
                  
                  La importancia de estos comentarios reside en el hecho, por 
                  muchos esoteristas reconocido y comprobado e interiormente 
                  presentido por todas las personas de reconocida buena voluntad 
                  en el mundo, de que las tres grandes corrientes de energía 
                  aludidas se centralizan actualmente en Cristo, Señor del Amor 
                  infinito e “Hijo predilecto del Padre”, nuestro Logos Solar, 
                  (se hace aquí una alusión directa a Su condición de 
                  Bodhisattva o Intermediario Cósmico), con objeto de prepararle 
                  para el acontecimiento planetario de iniciar con Su presencia 
                  objetiva y recognoscible la actividad mayor de Acuario en 
                  relación con nuestro planeta. Esta palabras pueden parecer 
                  extrañas y sin sentido para muchos, pero sería interesante 
                  tratar de reconocer el significado implícito en los términos 
                  “SALVADOR y REDENTOR” asignados a Cristo en su función 
                  incluyente de “MEDIADOR”, a costa de un sacrificio infinito 
                  que nuestra mente es incapaz de comprender, entre la Humanidad 
                  y Shamballa, entre el mundo de los hombres y el Reino de Dios.
                  
                  Cuando se contempla a Cristo, “Maestro de Maestros, de Ángeles 
                  y de Hombres”, desde el mundo espiritual y utilizando los 
                  poderes de la percepción superior, desaparece su forma humana, 
                  aquella que mantiene todavía por Su vinculación kármica con el 
                  mundo de los hombres y aparece como una radiante estrella de 
                  cinco puntas que brilla con un intensísimo color azul e 
                  irradiando por cada uno de sus vértices las indescriptibles 
                  cualidades de Amor, Comprensión, Sabiduría, Compasión y 
                  Sacrificio que custodia en Su corazón como herencia y dádivas 
                  preciosas del Logos Solar para el reino humano y como suprema 
                  esperanza de paz y de fraternidad para el futuro de los 
                  hombres.
                  
                  Si se agudiza la percepción interna y la evolución espiritual 
                  lo permite, se ve que esta estrella fulgurante irradia del 
                  centro de un Triángulo de Protección de color amarillo, pero 
                  de una tonalidad indescriptible para los ojos mortales, que 
                  distingue para el esoterista entrenado y para los perfectos 
                  discípulos del plano búdico, el de la Unidad más elevada, del 
                  Amor más incluyente y de la más trascendente Sabiduría. Este 
                  triángulo está constituido místicamente y siguiendo un trazado 
                  o diseño cósmico, por los tres Grandes Seres anteriormente 
                  descritos: El Avatar de Síntesis, el Espíritu de la Paz y el 
                  Señor Buddha, los Cuales irradian a través de la estrella de 
                  Cristo las cualidades infinitas de sus respectivas Vidas y que 
                  son las que se destilan eternamente del Corazón del Logos 
                  Solar: la Voluntad de Ser, el Amor sin medida y la 
                  Inteligencia creadora.
                  
                  El conjunto así formado constituye de nuevo para el discípulo 
                  espiritual, para el observador atento, la figura simbólica a 
                  la que nos hemos referido frecuentemente en las páginas de 
                  este libro y del cual se escancia todo posible Misterio de 
                  Realización; el CÁLIZ y el VERBO. En este caso definido, 
                  Cristo, con Su inmaculada Vida y utilizando los vehículos 
                  increíblemente sutilizados que le mantienen voluntariamente 
                  unido al karma de la humanidad y al corazón de todos los 
                  hombres, se constituye en el CÁLIZ y los tres Grandes Señores 
                  en el VERBO de Revelación, que edad tras edad se derrama sobre 
                  la vida de la Naturaleza como esperanza suprema de redención y 
                  que en esta época y en forma de AGUADOR CELESTE, se vierte en 
                  la más mística y pura de las Copas o Cálices de nuestro 
                  planeta.
                  
                  Si siguen atentamente todo el proceso conforme se ha ido 
                  desarrollando hasta aquí, se darán cuenta de que actualmente y 
                  pese a todas las contradicciones aparentes, la Luz del 
                  Misterio y el Testimonio de Gracia están más cerca que nunca 
                  del corazón angustiado de la humanidad. Se esperan pues 
                  cambios radicales por doquier y habrá que prepararse muy 
                  especialmente para que esta Luz no nos ciegue ni nos altere la 
                  grandiosidad infinita de esta efusión de Gracia.
                  
                  La fuerza viva del Misterio y el Poder que renueva todas las 
                  cosas están ahora más que nunca al alcance de todos los 
                  hombres y mujeres de buena voluntad. Sólo hay que esforzarse 
                  por vivir atentos a “los signos de los tiempos” que están 
                  marcando ya en la historia espiritual de la humanidad unas 
                  páginas de oportunidad, de belleza y de armonía imposibles de 
                  describir. Acuario, el Aguador Celeste, está derramando ya 
                  sobre nuestro mundo aquella “Agua de vida” a la que tantas 
                  veces se había referido Cristo, avizorando en las profundas 
                  reconditeces del Misterio la época dorada que recién ahora 
                  empezamos a vivir. Todos los “sedientos” de la Tierra tienen 
                  ahora la oportunidad de beber, de gustar en sus más místicas 
                  profundidades internas la frescura infinita de aquella agua de 
                  vida y de fortaleza, de amor y de equilibrio que debe calmar 
                  para siempre la sed de todo deseo, de todo conocimiento y aún 
                  de la propia redención. Que la sincera plegaria de todos los 
                  peregrinos de la Tierra que intentan llegar a Dios sea pues 
                  este Mántram afirmativo que ha de consumar dentro de sus 
                  corazones la gloria de sus mejores sueños e ilusiones:
                  
                  QUE LA LUZ LIBERADORA DEL BUDDHA
                  EL AMOR INFINITO DEL ESPÍRITU DE LA PAZ
                  Y EL PODER INDESCRIPTIBLE DEL AVATAR DE SÍNTESIS