EL HOMBRE Y EL KARMA
                  
                  Hablar del Karma y de la ley de Causa y Efecto (otro principio 
                  hermético), en lo que a nuestro orden personal se refiere, es 
                  una cosa, hablar de un sistema de relaciones kármicas que van 
                  de lo individual a lo cósmico, es otra. No obstante, para una 
                  mayor clarificación de este tema, tendremos que atenernos a 
                  esto último pues la raíz del Karma no está en lo individual, 
                  en lo particular que nos atañe en el presente ciclo de vida, 
                  sino que hay que buscarlo más allá de las orillas o fronteras 
                  de nuestro universo.
                  
                  Existe una relación perenne entre la pequeña vida de un ser 
                  humano, condicionado por las leyes del espacio y del tiempo y 
                  la Vida esplendente e indescriptiblemente magnífica que crea, 
                  condiciona y rige un sistema Solar. Las relaciones de esta 
                  Vida Solar, con las Grandes Vidas de otros sistemas solares y 
                  cósmicos, deben ser estudiados con mucha atención, pues nos 
                  darán la clave de nuestro pequeño esquema personal, familiar y 
                  social, condicionado por un particular sistema de relaciones.
                  
                  En la augusta paz del Ashrama y con la visión lejana que 
                  facilita el contacto con un elevado Ser cuya consciencia 
                  gravita más en lo universal que en lo humano, hemos tenido 
                  oportunidad de comprobar algunas de las relaciones que en 
                  forma de conjunciones magnéticas, establece el Señor del Mundo 
                  con los augustos Señores de otros mundos de nuestro Sistema. 
                  Estas conjunciones llevadas al más allá trascendente de 
                  nuestras más elevadas concepciones, nos dieron siempre la idea 
                  y el convencimiento de la existencia perpetua de una Hermandad 
                  Cósmica de la que participan grupos de Logos, constituyendo 
                  familias y un ilimitado campo de relaciones, dentro y más allá 
                  de nuestro Sistema Solar.
                  
                  La mente se me ha perdido, particularmente hablando, cuando 
                  impulsado por la ley de analogía universal he intentado 
                  profundizar algo más en la ley de Karma, tomando como punto de 
                  partida mi relación con el Maestro y el Ashrama y siguiendo 
                  adelante tratando de establecer anteriores y futuras 
                  relaciones, desde el centro de mi vida espiritual y 
                  extendiéndola hasta trascender el limitado campo de 
                  percepciones impuesto en mi mente, corazón y ánimo, por el 
                  círculo-no-se-pasa, de mis capacidades actuales de percepción.
                  
                  Y el resultado ha sido siempre el retorno a mí mismo con una 
                  sola convicción: Mi Yo superior está kármicamente enlazado a 
                  mi yo inferior o personal, por ciertas leyes definidas que 
                  utilizan el tiempo como meros puntos de referencia y contacto, 
                  pero que se extienden en ondas espirales concéntricas hasta el 
                  propio Corazón de Dios. Sólo al llegar a este punto, descansa 
                  la inquietud angustiosa de mi yo que busca y es consciente de 
                  una fraternidad más allá de las fronteras de mí mismo. Y 
                  entonces empiezo a comprender y amar más a todos cuantos me 
                  rodean y hacerles partícipes de mi hallazgo. Bien mirado, una 
                  comprobación del yo, más allá del yo, de una experiencia tan 
                  interesante y ofrece tanta paz y seguridad, que bien vale la 
                  pena compartirla con los demás.
                  
                  La singularidad del Karma
                  
                  El estudio de las leyes soberanas del Karma empezó poco 
                  después de nuestra experiencia en el Devachán. El Maestro nos 
                  dijo “que si bien todo estaba indisolublemente relacionado: 
                  hombres, planetas y las más lejanas estrellas, el hecho de 
                  participar como grupo en un estudio jerárquico de las leyes de 
                  la vida, nos daría la oportunidad de resolver de una vez para 
                  siempre la terrible incógnita de nuestra existencia: quiénes 
                  somos, de dónde venimos y adónde vamos”. Pues -nos decía-, 
                  “sólo cuando la mente halle dentro de su propio destino 
                  investigador, algo tan grande que le libere de ulteriores 
                  inquietudes, es cuando empieza la verdadera investigación 
                  interna”.
                  
                  “Por ello -seguía diciendo-, fuisteis testigos de la labor que 
                  realiza el mundo dévico en relación con el reino humano, 
                  cuando visteis y comprobasteis experimentalmente la relación 
                  kármica de ambos mundos o corrientes evolutivas que hacen 
                  posible que las energías de los mundos internos y las fuerzas 
                  que operan en los mundos externos, hallen un adecuado cauce de 
                  expresión dentro de la existencia. El hecho mismo de que 
                  reconozcáis y que apliquéis la ley de analogía, es un hecho 
                  kármico de la más elevada trascendencia. Por la sola acción de 
                  reconocerla y aplicarla, tenéis derecho a un lugar en el 
                  Ashrama y a una constante sucesión de conocimientos superiores 
                  dentro de vuestra conciencia. Reconoced, si no, lo mucho que 
                  ha cambiado vuestra vida y las situaciones que se crean en 
                  vosotros y a vuestro alrededor desde que ingresasteis en el 
                  mismo. El hecho que me reconozcáis como centro del Ashrama y 
                  como vuestro mentor espiritual, es una prueba de la relación 
                  kármica, forjada, mantenida y expresada sin desviaciones a 
                  través de las edades. Cada uno de vosotros sabe internamente 
                  cuándo, dónde y cómo dentro de las infinitas oquedades del 
                  tiempo y de las inescrutables profundidades del espacio, 
                  empezó esta relación kármica que nos mantiene juntos aquí y 
                  ahora participando algo más conscientemente que la mayoría de 
                  los seres humanos del destino, gloria y Vida del 
                  Bienaventurado Ser que utiliza el planeta tierra como Cuerpo 
                  de expresión”.
                  
                  Yo, personalmente, recuerdo fragmentos de esta historia del 
                  pasado que la “memoria” de Dios trae a nuestro recuerdo, a 
                  través de la luz astral que se filtra del archivo akásico de 
                  la Naturaleza, de cómo y cuándo establecí contacto por primera 
                  vez con mi Maestro. Se asombrarían ustedes si les hablara de 
                  los enormes ciclos de tiempo transcurridos desde entonces. 
                  Pero si me atengo a mis propias percepciones actuales, aunque 
                  operando en el seno del pasado, podría hablarles de razas 
                  extinguidas y de civilizaciones perdidas o enterradas bajo el 
                  polvo de los siglos, aún antes de Lemuria y Atlántida, hasta 
                  llevarles a cierto punto cíclico, pero siempre en presente 
                  para mí, en que ESTABLECÍ contacto por primera vez con mi 
                  Maestro.
                  
                  En las primeras etapas de la humanidad “los que serían hombres 
                  más adelante y los devas” vivían en fraternal armonía. Fue 
                  precisamente aquí en este punto y en cualquier remoto lugar 
                  del planeta donde a través de los registros akásicos y fundida 
                  mi conciencia con la de mi Maestro, fui consciente de mi 
                  relación Kármica con ÉL. El día que tuve tal experiencia de 
                  contacto con los hechos de este pasado que trasciende los 
                  limites impuestos a la conciencia por el espacio y el tiempo, 
                  me di cuenta del valor del término Karma. El Karma trasciende 
                  el tiempo de nuestra conciencia aunque lo condiciona dentro de 
                  sus inteligentes leyes de relación, pero utilizando un género 
                  de percepción especial de indescriptible sutilidad, el más 
                  remoto pasado adquiere para uno caracteres de ACTUALIDAD. En 
                  tal tipo de percepción, recordar es vivir de nuevo un hecho 
                  con toda la intensidad que fue vivido en el momento mismo de 
                  producirse. Por ello puedo hablarles del pasado con tanta 
                  seguridad como les hablo del presente. Esta es una de las 
                  singularidades del Karma.
                  
                  Karma y perfección
                  
                  Esto que vengo diciendo no tendría en realidad valor alguno, 
                  por tratarse de una experiencia muy particular que atañe 
                  mayormente a las relaciones kármicas de mi yo personal con mi 
                  Ángel Solar y en última instancia con mi Maestro, en el 
                  Ashrama; pero sí lo tendrá, si analizando esta experiencia 
                  como dato de referencia se dan cuenta ustedes, de que el Karma 
                  es una expresión de la necesidad del propio Dios de manifestar 
                  la intensidad infinita de su Vida espiritual, a través de 
                  nuestro universo, y a través de éste con otros Universos o 
                  Sistemas Solares. Pues Karma es ante todo relación. Se inicia 
                  desde el mismo momento en que existe necesidad de expresión. 
                  Un Universo es siempre hijo de la Necesidad. Expresión de esta 
                  Necesidad es, desde otro ángulo de vista, auto reconocimiento 
                  y punto de partida de la Gran meditación cósmica que crea 
                  estrellas, galaxias, sistemas solares, planetas, hombres y 
                  átomos. Pues, el Universo, tal como lo entendemos, es decir, 
                  como un conjunto formado por un Sol central y un grupo de 
                  planetas oscilantes, nos habla de la fricción constante entre 
                  una vida central y un cuerpo de relaciones, dentro y fuera del 
                  entero Sistema de Expresión. Esta fricción engendra una 
                  especie particular de energía cósmica -del cual la 
                  electricidad tal como la conocemos, es una débil expresión- 
                  que permite la estabilidad y permanencia de cualquier cuerpo 
                  Universal de expresión con todo su contenido dentro de un 
                  impulso infinito, de constante y permanente perfección de 
                  todas las cosas Perfección eterna, que subyace la raíz o 
                  fuente del Karma.
                  
                  Vienen después los Señores del Karma, Registradores y 
                  Contenedores del indescriptible Archivo de los Hechos que se 
                  producen dentro y fuera del ámbito planetario que regulan, 
                  dirigen y llevan a su máximo y total cumplimiento todas las 
                  acciones y reacciones, todos los impulsos eléctricos y todas 
                  las fricciones que se producen y realizan en el interior de la 
                  vasta esfera del Universo, con sus planos de evolución, las 
                  infinitas Vidas condicionantes, y distintas evoluciones, 
                  reinos, razas, y humanidades… a un implacable destino de 
                  perfección.
                  
                  La perfección de todo lo existente “dentro y fuera del 
                  universo” es el destino final del Karma. El bien y el mal que 
                  se producen, como causa y como efecto de fricciones, adoptan 
                  para el esoterista un término clave: “energía”, la 
                  potencialidad de un propósito divino espiritual venciendo la 
                  resistencia de la sustancia material que le sirve de vehículo, 
                  llevándola progresivamente al estado de pureza virginal. Pues, 
                  tal como se nos dice en los textos sagrados de los libros de 
                  consulta de los Iniciados de la Jerarquía, “...el Universo 
                  viene teñido de Karma, desde un proceso anterior, en el que la 
                  Entidad que le dio vida, realizó “una de sus vastísimas 
                  experiencias de contacto”.
                  
                  Así pues, ustedes serán conscientes de que las encarnaciones o 
                  ciclos de vida de los seres humanos en busca de la perfección, 
                  tienen su analogía superior en la Vida de los Grandes Seres 
                  Solares y Cósmicos que llenan de mundos los espacios 
                  siderales. En grandeza imposible de describir, pero siguiendo 
                  idéntico Impulso de Perfección, o sea, de llevar la materia a 
                  un estado virginal en que no se distinga de la Pureza del 
                  Espíritu que la engendró se halla implícito el misterio del 
                  Karma, y de todas las relaciones que produce y suscita esta 
                  Ley, por doquier y en todos los seres.
                  
                  Permítanme, pues, repetir que Karma es relación o vinculación 
                  de Vida y Forma, de Espíritu y Materia, de Energía y Fuerza, 
                  de Alma y Personalidad... El dolor que produce la fricción o 
                  relación, queda compensado en cada ciclo de vida, o en cada 
                  nueva encarnación, por el infinito placer y el gozo supremo de 
                  la vinculación. De ahí que la vida de todo ser es de alegría o 
                  de tristeza, de gozo o de inquietud, de placer o de dolor, 
                  dependiendo estos estados, de las etapas específicas en que 
                  predomine la relación en forma de dolor o de fricción o del 
                  gozo producido por vinculación e identificación del aspecto 
                  material cada vez más sensible con el aspecto espiritual cada 
                  vez más incluyente.
                  
                  Partiendo de aquí, tendrán quizás ustedes una idea más clara 
                  de lo que representa implícitamente el Karma como ley, en su 
                  doble vertiente de dolor y gozo, simbolizados estos dos 
                  estados en un ciclo de existencia o encarnación y en otro de 
                  descanso en el Devachán, en el que se realizan los grandes 
                  sueños de la personalidad humana, que simbolizan, en tal 
                  estado, el permanente anhelo o SUEÑO de la materia, de 
                  identificarse con el Espíritu que la engendró.
                  
                  Este trabajo tendrán que analizarlo quizás varias veces, antes 
                  de entresacarle sus profundos significados universales y 
                  adquirir aquella visión que debe elevar las mentes y corazones 
                  a considerar el Karma como una oportunidad cíclica de vida, 
                  conducente al gozo supremo y no como un castigo de 
                  determinadas actitudes adoptadas durante el proceso de la 
                  existencia.
                  
                  Hay que tener en cuenta que: “...Karma no es premio ni 
                  castigo, sino una oportunidad renovada de vida”.
                  
                  Otras consideraciones esotéricas respecto 
                  al Karma
                  
                  Si han seguido atentamente el hilo de mis ideas, serán 
                  conscientes de que el enigma del Universo se halla implícito 
                  en la actividad de aquellas misteriosas Entidades Cósmicas que 
                  llamamos los Señores del Karma. La liberación del Karma humano 
                  se realiza en el momento en que el hombre penetra 
                  conscientemente en el plano búdico después de la 
                  desintegración de su cuerpo causal. Pero, esta intensidad de 
                  vida que llamamos liberación y que consideramos desde un 
                  ángulo meramente analítico, y para la mayoría muy hipotético, 
                  conduce a un estado de conciencia, en que el hombre se da 
                  cuenta de su vinculación con la fuente kármica de la Vida y 
                  que su misión desde este momento ha de tener una expresión 
                  singularmente ideal: colaborar conscientemente en el destino 
                  kármico de la humanidad, por identificación con el proceso 
                  liberador del principio mental emanado de los Señores del 
                  Karma.
                  
                  El Karma es ante todo “necesidad de manifestación”, es decir, 
                  “necesidad de un proceso activo de purificación a través de 
                  los distintos tamices de la materia”. Esta necesidad de 
                  “manifestación”, abarca el entero sistema del cosmos y más 
                  allá del mismo, teniendo presente constantemente que allí 
                  donde existe “objetividad” o manifestación, allí está actuando 
                  la ley del Karma. Ello podrá parecer como una limitación de 
                  las augustas facultades de las Grandes Entidades de nuestro 
                  Sistema Solar y allende el mismo que llenan con su vida 
                  esplendente y misteriosa, las augustas oquedades del eterno e 
                  infinito espacio. Pero, por otra parte, no hay que olvidar que 
                  el Universo objetivo tiene por finalidad reflejar la Gloria 
                  Pura de Dios, una necesidad de autoexpresarse o 
                  autorreconocerse en un aspecto inferior, como ocurre cuando 
                  nos contemplamos en un espejo. Lo que hay en la imagen del 
                  espejo es irreal, un reflejo, una distorsión de la realidad, 
                  desde el punto de vista puramente analítico, pero si tenemos 
                  en cuenta que sólo el reflejo de nuestra imagen, puede 
                  hacernos conscientes de aquello que permanece todavía 
                  MACULADO, nos daremos cuenta de la necesidad objetiva del 
                  reflejo y de la actividad consecuente del deseo de liberación 
                  de toda la entidad consciente y de la actividad que nace de 
                  este reconocimiento interno, que llamamos la acción del Karma.
                  
                  Karma es pues una necesidad que abarca todos los planos del 
                  Sistema y empieza a ser objetiva, en forma de propósito, en el 
                  plano mental que es donde se fragua todo sistema de relación 
                  kármica y en donde se inicia la misteriosa actividad de los 
                  factores dévicos en sus infinitas jerarquías y gradaciones.
                  
                  Los Señores del Karma y los cuatro Grandes Señores de la Llama 
                  o Grandes Kumaras que canalizan el Karma cósmico, trabajan con 
                  los hijos de los hombres en los tres mundos por medio del 
                  principio mental y a través de la evolución dévica. Así se va 
                  produciendo el necesario reajuste que debe convertir al ser 
                  humano en un factor realmente consciente en el gran drama de 
                  la evolución planetaria, para poder contribuir con su 
                  inteligente esfuerzo a la actividad liberadora que a través de 
                  la ley del Karma se va realizando en el Universo.
                  
                  Cuando hablo por ejemplo de los factores dévicos que van 
                  implícitos en el gran misterio de la electricidad, mi 
                  intención no es otra que tratar de clarificar la mente en el 
                  sentido de las grandes verdades que podrían ser reveladas a 
                  través del estudio del mundo de los devas y de la 
                  participación de los mismos, en sus distintas jerarquías, al 
                  desarrollo del gran karma de resolución de la Vida de los 
                  grandes Seres que vitalizan a los planetas del Sistema Solar 
                  en donde vivimos, nos movemos y tenemos el Ser, del propio Sol 
                  central y de todos aquellos sistemas relacionados con el 
                  nuestro, dentro del Gran Misterio de la Fraternidad Cósmica.
                  
                  Puede parecer extraña o muy nebulosa esta descripción, pero 
                  deben ustedes tener presente una cosa muy importante al 
                  estudiar esotéricamente cuánto ocurre en el universo y a 
                  nuestro alrededor, y muy especialmente al tratar de estudiar 
                  las leyes del Karma y la acción de los Señores del Karma en lo 
                  que respecta a nuestra vida particular, y es que a través de 
                  la analogía hermética - clave de todo posible conocimiento y 
                  enlace entre lo conocido y lo desconocidohay que considerar 
                  que un universo es realmente una familia, con un padre 
                  central, el Sol, y una madre, los éteres de sustancia 
                  eléctrica, que en su íntima unión de amor o de conjunción 
                  magnética, dan vida a unos hijos, los planetas, constituyendo 
                  así la representación universal de todo cuanto se refleja 
                  después en el mundo manifestado de los hombres, el reino 
                  humano. Al hablar de Karma y de Aquellas Gloriosas Entidades 
                  que lo dirigen sabiamente, debemos tener en cuenta los 
                  siguientes factores en orden a relaciones y vinculaciones:
                        
                  1. La relación del alma superior humana o 
                  Ángel Solar, con un Logos planetario. 
                  
                  2. La relación de la personalidad humana con aquella gran 
                  Personalidad que llamamos Sanat Kumara.
                  
                  3. La relación del cuerpo humano con sus distintos sistemas 
                  condicionantes, el nervioso, el circulatorio y el vegetativo, 
                  sus centros etéricos y glándulas endocrinas, con los distintos 
                  centros planetarios, por medio de los cuales, Sanat Kumara, 
                  distribuye y ordena el Plan infinito del Logos planetario y se 
                  ajusta voluntariamente a la ley de Karma.
                        
                  Karma, pues, representa la posibilidad 
                  infinita de redención de la Vida por medio de la Sustancia, es 
                  decir, de la Vida a través de la forma, y si queremos 
                  profundizar algo más en el misterio del Karma y de la 
                  actividad de los Grandes Señores que lo dirigen, sólo hay que 
                  elevar el razonamiento de lo particular a lo universal, que es 
                  la regla a que se ajusta el esoterista y el verdadero 
                  discípulo, y ver el universo, en donde se realiza la total 
                  evolución de la Entidad Solar, desde el punto de vista de lo 
                  que es realmente particular, es decir, desde sí mismo, y 
                  ampliar su pequeña vida hasta el área de lo Cósmico. Veremos 
                  así un sinnúmero de factores que nos ilustrarán acerca del 
                  orden cósmico en que se desenvuelve todo cuanto existe, desde 
                  el Sol físico hasta el propio corazón, desde la Voluntad de 
                  Dios hasta nuestra pequeña voluntad y desde el infinito 
                  sistema de circulación de la energía universal hasta su 
                  microcósmica asimilación de estas desconocidas corrientes de 
                  vida dentro de su humilde, pero perfecto sistema de 
                  circulación sanguínea, de respiración, de las energías 
                  emocionales y del pensamiento.
                  
                  Pues, aplicar la ley de analogía, es empezar a comprender a 
                  Dios. Cuando el gran Hermes decía que “igual es arriba que 
                  abajo, igual es abajo que arriba”, nos daba para siempre la 
                  clave de la ordenación esotérica de la vida, o sea, nos 
                  permitía establecer un enlace directo entre la verdad y el 
                  buscador, entre el realizador y la obra, entre el constructor 
                  y el Universo, entre Dios y el hombre.
                  
                  Al hablar pues, de nuestro Karma personal o familiar, con su 
                  complejo sistema de relaciones sociales, debemos tener en 
                  cuenta también la vinculación logoica, el grupo de familias 
                  logoicas, las relaciones de simpatía infinita entre distintos 
                  grupos de Logos para llegar así a ser más conscientes de la 
                  Ley del Karma, que hasta aquí ha venido siendo únicamente 
                  mostrada dentro de su dimensión humana.
                  
                  Las vinculaciones de nuestro planeta con los demás planetas 
                  del Sistema Solar, y las de nuestro Logos Solar con las 
                  Constelaciones de la Osa Mayor y de las Pléyades, así como la 
                  misteriosa relación con Sirio y otras Constelaciones más 
                  poderosas y lejanas todavía a que refieren los tratados 
                  esotéricos, nos hablan asimismo, de una Ley de atracción 
                  “familiar” que agrupa a Constelaciones Cósmicas y Sistemas 
                  Solares, como nosotros vivimos agrupados en familias y en 
                  relaciones particulares, desde el punto de vista social.
                  
                  Todo es lo mismo. El orden en que viene estructurado todo y 
                  las necesidades esenciales dentro de este orden son idénticas, 
                  solamente varía el grado de expresión, su infinita 
                  magnificencia cuando nos referimos a Entidades Cósmicas. 
                  Únicamente es apreciable dentro de la infinita oquedad de un 
                  espacio virgen o de éter radiante, la amplitud del 
                  “círculo-no-se-pasa”, que lo condiciona todo, desde la humilde 
                  radiación de un átomo de materia física densa, hasta la del 
                  más esplendente Sol...
                  
                  Una Experiencia Ashrámica dentro del 
                  proceso Kármico de la vida.
                  
                  Después de estas amplias visiones de conjunto, que a muchos 
                  pueden cansar, singularmente si poseen una mente muy concreta 
                  o intelectual, creo necesario extender el razonamiento hacia 
                  expresiones más asequibles. Aunque al trazar el rumbo de mis 
                  escritos, pienso siempre que hay que abarcar lo grande para 
                  mejor comprender lo pequeño y que el estudio profundo de lo 
                  pequeño puede llevar a la consideración clara y concreta de lo 
                  grande, nunca dejo un término vago en que la mente se sienta 
                  un poco desplazada del estudio. Utilizo siempre, como ustedes 
                  habrán podido comprobar, algunas pequeñas anécdotas o 
                  experiencias que situadas en el centro de grandes y pequeños 
                  razonamientos, permiten obtener una mejor visión o perspectiva 
                  de lo dicho o estudiado. Este proceso, lo he seguido, hablando 
                  de mi Ashrama, del mundo dévico, del Devachán, etc. Este 
                  estudio ofrece por sus características, muchas dificultades en 
                  el orden anecdótico, habida cuenta la enorme cantidad de 
                  factores que intervienen en la ordenación kármica de la vida 
                  de un ser humano.
                  
                  Cuando les hablaba anteriormente de la vinculación kármica con 
                  mi Maestro, con quien es ahora mi Maestro, y que a través de 
                  vidas y muertes, “se cruzó muchas veces en mi camino o destino 
                  de perfección”, les estoy brindando el más claro indicio de la 
                  acción del Karma, a través del tiempo y de la sucesión de las 
                  edades.
                  
                  Recuerdo muy vivamente la Atlántida, Grecia y Egipto. En India 
                  viví poco, kármicamente hablando, pero sé con toda certeza que 
                  la India me espera para culminar en ella una gloriosa fase de 
                  mi destino kármico. No sé cuando será ni me importa, pero 
                  estoy seguro de ello. Lo que allí haré y cómo desenvolveré 
                  allí la actividad jerárquica de la que yo ahora empiezo a 
                  ocuparme, tampoco me importa, pero soy testigo de una 
                  Jerarquía Planetaria en funciones y de que pienso, vivo y 
                  trabajo para ella.
                  
                  Cada unos de ustedes “recordará en su debido tiempo el origen 
                  kármico de muchas vinculaciones” que ahora les parecen 
                  extrañas y hasta contradictorias, por la tremenda confusión 
                  del mundo astral que nos envuelve. Pero, llegará un momento 
                  cumbre en la vida de cada cual en que serán conscientes del 
                  valor de los hechos kármicos que se producen y de que el hecho 
                  mismo de haber establecido contacto con el Maestro y con los 
                  compañeros de grupo en el Ashrama, nos habla de una Ley que se 
                  cumple en el tiempo y aún a pesar del tiempo. Pueden variar 
                  los marcos, las épocas y las situaciones, pero llegará una 
                  vida en la que ÉL aparecerá claro y radiante a nuestra vista, 
                  y desde entonces empezará a alborear para cada uno de nosotros 
                  “el destino de una vida superior en la que Karma y sus Leyes” 
                  adoptarán un significado mucho más profundo y mucho más 
                  espiritual o impersonal que hasta aquí lo hemos venido 
                  considerando.
                  
                  Recuerdo, sin confusión alguna, que el Karma que me une a mi 
                  Maestro y a R... mi gran amigo hindú, nació precisamente antes 
                  que Lemuria viniese a la existencia. Les estoy hablando pues 
                  no de miles, sino de millones de años. Pero les digo también 
                  que el tiempo no tiene importancia alguna, cuando se analiza 
                  la acción de los distintos acontecimientos con una visión 
                  orientada hacia “la gran Memoria Cósmica” o “Archivos 
                  Akásicos” a los que se refieren los tratados esotéricos 
                  conocidos por muchos de ustedes.
                  
                  Utilizando el Antakarana, este hilo sutilísimo de luz creado 
                  entre la conciencia inferior y la superior o causal, los 
                  acontecimientos pasados o futuros adquieren una proyección 
                  mágica o simultánea en esta síntesis del tiempo que llamamos 
                  “ahora”, y que es realmente de orden eterno.
                  
                  Cada vez que escribo, persiguiendo una meta definida como la 
                  que tiene hoy por objeto de hablar sobre el Karma, adopto 
                  conscientemente este género o tipo de percepción. Así se 
                  clarifican para mí tanto el pasado como el futuro y puedo 
                  entresacar de esta “memoria viviente de la Naturaleza” cuanto 
                  preciso para la clarificación de mis ideas. Pero, no me 
                  entretengo en “el recreo de los recuerdos”, que ha sido el 
                  pecado y el castigo de muchos impacientes investigadores, sino 
                  que cierro voluntariamente mi percepción akásica una vez 
                  finalizado el registro de hechos.
                  
                  Por ello insisto en que una vida esotérica es de orden tan 
                  puro e impersonal, aunque nos movamos en las limitaciones y 
                  estrecheces de la vida organizada de nuestra personalidad en 
                  los tres mundos, con sus veleidades y caprichos, esperanzas y 
                  temores, que es muy fácil mancillarla, aún cuando nos creamos 
                  hombres espirituales y hablemos constantemente de los Maestros 
                  y de la Jerarquía.
                  
                  Analizando la vida desde este punto central de observación del 
                  “ahora eterno”, que es una síntesis de observación, pudimos 
                  seguir, en determinada fase de nuestra enseñanza ashrámica el 
                  destino kármico de dos vidas humanas, una de ellas actualmente 
                  en el Devachán y la otra en encarnación física. Pudimos seguir 
                  su rastro desde sus inicios, en una fase de vida lunar y 
                  utilizando cuerpos animales. Me sorprendió mucho que el Karma 
                  pudiera iniciarse en unas vidas carentes al parecer de 
                  conciencia, como en el caso de dos animales, muy parecidos a 
                  nuestros perros, aunque distintos en otros aspectos. El hecho 
                  de su forma no tiene mucha importancia en el desarrollo de los 
                  hechos que intento narrar, pero inicialmente me pareció 
                  insólito unificar Karma con inconsciencia. Pero el Maestro me 
                  ilustró sobre este punto diciéndonos que inconsciencia es sólo 
                  una fase de conciencia, y que el Karma de Dios, como centro y 
                  vida del Universo lo preside y ordena todo.
                  
                  Por una extraña circunstancia aquellos dos animales poseían 
                  determinados gustos o aficiones dentro del círculo-no-se-pasa 
                  de su alma grupal, que pudimos observar en muy dilatadas 
                  proporciones. La afinidad se debía -según dijo el Maestro- a 
                  ciertas condiciones cuyo origen se hallaba encerrado en la 
                  propia alma grupal, de la misma manera que ciertas afinidades 
                  químicas producen relaciones de simpatía o de antipatía entre 
                  dos células de un mismo cuerpo. Pero, lo más importante del 
                  hecho era su expresión exterior, sus impulsos de reunirse, de 
                  estar juntos, pastar en compañía y de ayudarse mutuamente ante 
                  cualquier tipo de agresividad exterior provocada por otros 
                  animales de la misma especie o de otras especies distintas. Lo 
                  que nos interesaba era ese vínculo existente de SIMPATÍA que 
                  parecía emanar de una fuente original común.
                  
                  No pretendo, ni puedo permitirme el lujo de explicarles 
                  detalladamente todas las incidencias kármicas de estas dos 
                  existencias afines, que pudimos observar como un punto 
                  iluminado de referencia de nuestras investigaciones. 
                  Comprendan también que la investigación era llevada por el 
                  propio Maestro y que nuestra atención debía estar concentrada 
                  en sucesos importantes en el devenir de aquellas vidas, pues 
                  no nos interesaba en modo alguno el proceso particular, sino 
                  el estudio del proceso kármico en sí, pues, como decía el 
                  Maestro, comprender aquel proceso que constituye el Karma es 
                  el proceso de la Vida del propio Dios latente en todo.
                  
                  De una vida instintiva animal, bajo los auspicios de un 
                  alma-grupo animal habitante de la Luna, cuando la Luna era una 
                  viviente tierra como la nuestra, hasta la encarnación de 
                  muchas UNIDADES de esta alma-grupo como hombres en la tierra, 
                  después de un doloroso proceso de asimilación de experiencias 
                  kármicas, pasaron unos lapsos de tiempo considerables. Las dos 
                  unidades de conciencia a que nos estamos refiriendo pasaron 
                  por tremendas vicisitudes, como todos nosotros las habremos 
                  pasado por nuestra vinculación humana con el antiguo planeta, 
                  que hoy convertido en una esfera muerta y en permanente 
                  desintegración, llamamos Luna. Transcurrieron muchas edades y 
                  épocas evolutivas hasta que trazado su destino de manera más 
                  clara y definida, tuvimos oportunidad de contemplar algunas de 
                  sus encarnaciones humanas. Al principio pudimos verlos 
                  reunidos casi constantemente. Las primeras encarnaciones, 
                  antes de Lemuria, y utilizando cuerpos toscos y disformes, 
                  gigantescos y pesados, estuvieron siempre juntos. Así los 
                  vimos en la prehistoria, con un cuerpo definidamente humano, 
                  una veces como hombre y mujer, otras del mismo sexo, pero 
                  siempre participando de un destino kármico muy parecido. 
                  Perdimos su rastro, pues lo que el Maestro intentaba, era 
                  hacernos penetrar en el Misterio oculto del Karma y del origen 
                  secreto de todas las relaciones kármicas de la vida, hasta una 
                  época en la que juntos como marido y mujer, al principio de la 
                  era atlante vivieron en las planicies de Yucatán. Más tarde 
                  los vimos como hermanos en Egipto, hijos de una familia 
                  principal, pero en una época al parecer muy alejada todavía de 
                  la de los Faraones de las primeras dinastías.
                  
                  Recuerdo que en una de sus encarnaciones los vimos otra vez 
                  como marido y mujer, aunque con el sexo invertido de acuerdo 
                  con otra encarnación anterior, en un lugar que según el mapa 
                  mundial que el Maestro hacía desfilar por nuestra imaginación 
                  para situar nuestra conciencia en la exactitud de los hechos, 
                  correspondía a Rusia, aunque nada externo, es decir, lo que 
                  conocemos de este país, tenía aparente relación con lo que 
                  estábamos presenciando. Rusia, un país frío, sobre todo en la 
                  región del mapa mental del Maestro correspondiente a Siberia, 
                  aparecía en el registro akásico como un país tropical, con 
                  gigantescas palmeras, vegetación lujuriante y unas especies 
                  animales muy parecidas a las que corrientemente, viven en los 
                  países muy cálidos del planeta...
                  
                  La última encarnación de estos dos seres, a la que accedimos 
                  por voluntad del Maestro se hallaba muy cerca de nuestra era 
                  actual, en un rincón de Francia y en la época de Carlomagno, 
                  es decir, unos 750 años después de Jesucristo, según el 
                  cómputo cristiano. Otra vez como marido y mujer los vimos 
                  estrechamente unidos y compenetrados como siempre, llevando 
                  con sus hijos, una existencia muy humilde y con escasos 
                  relieves desde el punto de vista del orden social.
                  
                  Perdimos después su rastro hasta llegar a nuestro tiempo 
                  actual. Uno de estos dos seres se halla encarnado en 
                  Norteamérica, ocupando un lugar social relevante en el mundo 
                  de las letras. El otro se halla descansando todavía en el 
                  Devachán y por los síntomas observados alrededor de la esfera 
                  devachánica envolvente, su proceso de reencarnación no está 
                  muy lejano...
                  
                  Como habrán ustedes observado, el proceso evolutivo de estas 
                  dos almas ha sido seguido sin atenernos a un orden cronológico 
                  o regular del tiempo, debido a que resultaría imposible aunque 
                  fuese solamente, con una mera indicación o con un simple 
                  indicio SEGUIR LA TOTALIDAD de este proceso, que llenaría 
                  páginas y más páginas debido a lo extensísimo del trayecto 
                  kármico.
                  
                  Lo único que se ha intentado es marcar ciertas pautas, en 
                  orden a la idea básica del Karma. Muchos de los vacíos 
                  observados o aparente falta de continuidad de esta idea en 
                  ciertos aspectos, deberán lógicamente ser llenados por la 
                  atenta observación y estudio de ustedes mismos. Tendrán que 
                  acudir por convenientemente sus ideas, en torno a lo hasta 
                  aquí expuesto.
                  
                  Conclusión
                  
                  Después de considerar el proceso de estas dos vidas, 
                  kármicamente enlazadas desde etapas tan lejanas, pueden 
                  formularse las siguientes preguntas:
                  
                  1) ¿Es que todo el proceso kármico de la vida es igual, o sea, 
                  el enlace de egos o de grupos de egos, desde un buen principio 
                  de los tiempos?
                  
                  2) ¿Por qué han sido escogidos estas dos almas mencionadas 
                  para dar una idea de lo que significa el Karma dentro de la 
                  vida humana?
                  
                  3) ¿Hay alguna razón especial para ello? ¿Resuelve lo dicho 
                  hasta aquí la profunda y angustiosa interrogante de quién soy, 
                  de dónde vengo y adónde voy? ¿Tiene algún significado para 
                  nosotros la resolución de este terrible misterio?.
                  
                  Estas y otras preguntas más podrían ser formuladas, pues la 
                  capacidad del hombre de avanzar hacia adelante y hacia arriba 
                  está enraizada en el estímulo creador de toda posible 
                  interrogante, pues, tal como decía Cristo: “Llamad y se os 
                  abrirá”, “Pedid y se os dará”. La base misma de la evolución 
                  se halla implícita en toda su majestad y en todo su poder en 
                  la capacidad augusta de llamar a la puerta (de los misterios) 
                  y de pedir alimento (espiritual), es decir, preguntar 
                  constantemente el origen de las cosas y de uno mismo.
                  
                  No, no hay una razón especial en haber escogido estas dos 
                  almas para corroborar gráficamente el alcance singular de la 
                  idea. 
                  
                  Desde el plano causal y observando analíticamente el proceso 
                  kármico de cualquier ser humano, se le ve ordinariamente y 
                  desde un buen principio enlazado con otra alma por ley de 
                  misteriosa afinidad, cuya fuente es eterna, y sólo en la 
                  esplendente vida de la Mónada, o Espíritu Puro, puede ser 
                  plenamente comprendida, pero utilizando como siempre la 
                  analogía, y observando los organismos unicelulares de las 
                  primitivas corrientes de vida y su paulatina escisión o 
                  división en dos partes iguales, podrían hallar un punto 
                  céntrico de referencia. La afinidad química nos da más 
                  adelante otra clave de este proceso, tal como anteriormente he 
                  señalado. Pero, ateniéndonos a la pregunta principal, yo diría 
                  que algo parecido a la escisión del UNO en DOS, y 
                  posteriormente del DOS en TRES, que dan origen al principio 
                  mismo de la evolución desde sus fuentes cósmicas, para seguir 
                  adelante con el SIETE, el DIEZ y el DOCE, se realiza en las 
                  fuentes originales de la vida humana. Pues, una unidad de vida 
                  partida en dos, llevará prendida siempre en cada una de las 
                  dos partículas el sello íntimo de aquella unidad primaria que 
                  ambas constituían. El principio mismo del Karma como ley y 
                  como principio de evolución se inicia pues en el UNO, que se 
                  escinde en dos, representando cada una de las partes divididas 
                  el sello o impronta del Espíritu o de la Materia. Por ello la 
                  función del Karma a través del tiempo es unificar Espíritu y 
                  Materia, el dos se resolverá en UNO, una fase evolutiva del 
                  Universo habrá terminado y otra fase praláyica de descanso 
                  cósmico se iniciará, dejando el karma en suspenso, teñido el 
                  éter con el color de sí mismo a la expectante espera de un 
                  nuevo período de actividad. Esto puede parecer muy abstruso y 
                  complicado, pero no lo es, si ejercitan ustedes la analogía en 
                  sus discernimientos.
                  
                  El hecho de que ambas partes surgidas de un universo 
                  macrocelular con uno en funciones y resuelto ulteriormente en 
                  dos por analogía del proceso macrocósmico, no sigan idéntica 
                  trayectoria dentro del dilatado esquema evolutivo, se debe al 
                  hecho mismo de tendencias primarias y a la diversificación de 
                  experiencias, como en el caso reseñado de dos almas en 
                  evolución distinta, pero unidas por un lazo más fuerte que el 
                  tejido por los hilos del tiempo. Las dos almas aludidas, si 
                  bien no fueron escogidas al azar, pues el azar no existe para 
                  el esoterista, representan al menos o simbolizan, parte de un 
                  proceso que si no es enteramente igual para todas las almas, 
                  sí es muy semejante en líneas generales.
                  
                  Tenemos por otra parte, que la tendencia de los seres humanos 
                  hacia su Arquetipo superior, el Ángel Solar, o sea, este 
                  infinito anhelo de reconstruir la unidad esencial de que 
                  formaban parte es una expresión de la ley misma de la 
                  evolución. El proceso de la iniciación que a través de las 
                  distintas purificaciones conduce a esta unidad, viene marcado 
                  por períodos muy definidos en que el principio masculino y el 
                  principio femenino consustanciales en todo ser humano, llegan 
                  un día a unificarse dentro de un ser andrógino capaz de crear 
                  desde el fondo de sí mismo todo cuanto el poder creador de la 
                  Mente divina es capaz de inspirarle. Siguiendo el proceso 
                  hasta sus últimas consecuencias en orden a nuestra comprensión 
                  humana, vemos dentro de nuestra más dilatada perspectiva la 
                  tarea creadora que se halla al final de todo proceso 
                  evolutivo: la reproducción de nuevos Universos pues, si somos 
                  realmente conscientes, apreciamos que el Espíritu Creador y la 
                  Materia Virgen del Espacio, más la experiencia resultante del 
                  proceso evolutivo en un Universo anterior son en realidad una 
                  Unidad indescriptible que se escindirá perpetuamente en dos, 
                  para llenar el marco insondable del espacio absoluto de 
                  nuevos, más variados y perfectos universos. Comprendan también 
                  que pasar de ahí sería querer hurgar en las nebulosidades 
                  indescriptibles del Misterio. Queda no obstante algo aclarada 
                  la triple pregunta que se formula todo verdadero investigador 
                  de las leyes de la Vida: ¿Quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a dónde 
                  voy? La analogía debe hacer el resto. No hay que esperar 
                  conclusiones concretas en torno a algo tan sutilísimo como es 
                  el principio o raíz de nosotros mismos y la ley de karma que 
                  ajusta constantemente a través del principio de Causa y 
                  Efecto, todas las posibles situaciones, pero si perseveramos 
                  en el intento y no nos dejamos impresionar por la grandiosidad 
                  de ciertas revelaciones y seguimos adelante con la mente y el 
                  corazón intrépidos hacia la meta presentida, adquiriremos una 
                  medida de gozo desconocida que nos compensará con creces de la 
                  inquietud y del tormento de toda sincera y potente búsqueda.