CAPÍTULO VI
AGNI YOGA - EL YOGA DE SINTESIS
                  
Vamos en enfrentar ahora el Yoga del Fuego, ya que tal es el significado que se 
deriva de su traducción del sánscrito Agni Yoga. Corresponde a la edad madura de 
la humanidad, a su Treta Yuga podríamos decir y a aquella mística etapa, tan 
bien descrita en el Misterio de la Pasión y Muerte en la Cruz, en la que el 
individuo, el ser, el alma humana, se convierte por primera vez en el devenir de 
su vida evolutiva en un "mediador celeste", en un intermediario entre las 
fuerzas materiales que agonizan en la Cruz de la gran prueba kármica y las 
energías espirituales que descienden de la propia Divinidad monádica. Se trata 
de un Yoga decisivo, cuyos ejercicios y disciplinas dejan de ser una 
prerrogativa de la personalidad psicológica conocida como "yo", en sus varios 
niveles de actividad, para convertirse en una acción de tipo trascendente 
realizada en niveles intuitivos en donde la voluntad no puede afirmarse como 
antes sobre los asideros que procuran las propias convulsiones emocionales e 
intelectuales del ser, el cual, considerado en su aspecto místico y esotérico, 
se halla agonizando, sino que tiende a quedar crecientemente pasiva, aunque 
tremendamente atenta y expectante ante la exteriorización de este proceso 
superior cuya finalidad es Síntesis. Podríamos decir que Agni Yoga constituye 
una de las últimas etapas del Yoga en lo que respecta a la individualidad 
humana, su último aunque sutilísimo contacto con la Ley que impera en los tres 
mundos, aquella que produce y determina las condiciones de vida física, 
emocional y mental y los respectivos cuerpos y vehículos que responden a estas 
condiciones. Al calificar de Yoga de Fuego, o Yoga de Síntesis a Agni Yoga, 
tenemos muy presentes estas particularidades. Al ser el Yoga en sí un Misterio 
que va revelándole progresivamente desde los albores de la existencia humana 
hasta las fases más elevadas de cumplimiento universal, adopta para el 
esoterista la forma de un símbolo muy conocido, el del Cáliz y el Verbo, que 
constituye el principio místico de la fe en el Cristianismo. En este orden de 
cosas, podríamos decir que los tres primeros Yogas a los que hicimos 
anteriormente referencia, es decir, Hatha Yoga, Bakti Yoga y Raja Yoga, 
constituyen el Cáliz, el Tabernáculo o estructura física, emocional y mental que 
el Yo Trascendente, "Dios en nosotros", ha ido perfeccionando a través del 
tiempo y que quiere utilizar ahora para demostrar la Gloria de su esplendente 
Vida. Ahora, al llegar a cierto definido punto dentro de los esfuerzos y 
disciplinas del Yoga, consideramos que el trabajo sobre el Cáliz se halla muy 
avanzado y puede aspirarse a una etapa superior. Quizás no refleje todavía ese 
Cáliz las cualidades requeridas de Verdad, Bondad y Belleza que cada uno de los 
cuerpos tiene la misión de revelar, pero existe al menos una coordinación 
perfecta en sus respectivas actitudes y reflejan el místico propósito del ser 
trascendente. La integración que se pretende ahora, al llegar a este punto, es 
de un orden desconocido. Ya no se trata del lento y persistente ejercicio de 
pulir los instrumentos de expresión, sino de dejar que sea la propia Vida del 
Espíritu la que realice los últimos y definitivos retoques en el Cáliz y prepare 
el asiento del Verbo o Morada del Yo Superior.
Las dificultades de Agni Yoga, como Uds. podrán comprender, residen en su 
aparente ausencia de actividad por parte nuestra, acostumbrados como estamos, a 
pesar, medir y calcular las cosas y a edificar estructuras en todos los niveles. 
Pero, he ahí que esta aparente ausencia de actividad es una actividad dinámica 
de la más elevada trascendencia. Nos hallamos frente a unas estructuras 
construidas por el esfuerzo combinado del espíritu y del entendimiento, pero 
ahora el entendimiento, y ahí se halla la más dura de las pruebas, debe ceder 
ante la fuerza del espíritu y dejar que sea éste únicamente el que realice el 
último de los trabajos, la integración del vehículo físico, la emoción y la 
mente conocida en un sólo Cuerpo Místico de expresión universal. Según se nos 
dice esotéricamente y tal como puede comprobarse en el Misterio de la Fe 
Cristiana, en el llamado Sacrificio de la Misa, existe una preparación mística 
de silencio antes de que el sacerdote o el oficiante introduzca el Verbo o su 
representación simbólica, la Hostia, en el interior del Cáliz, cuya prolongación 
objetiva es el cuerpo del sacerdote oficiante. Pues bien, este silencio místico, 
precursor de verdades y misterios, es el que hay que reflejar dentro del ser a 
fin de darle al Verbo, a nuestro Yo trascendente, la oportunidad de 
introducirse, con toda la plenitud de la Verdad que su Misterio representa, en 
el interior de los vehículos estructurados, radiantes y magnéticos que creó la 
actividad del Yoga en cada uno de los niveles expresivos del Ser. El proceso ya 
no es de estructuración progresiva del edificio de las propias condiciones y 
posibilidades humanas. Ahora, el individuo sólo calla y observa, es decir, se 
sume voluntariamente en profunda expectación y deja que sea su propio Yo 
interior, el verdadero Artífice de la Obra, quien realice el trabajo, de acuerdo 
con un modelo o diseño arquetípico de carácter universal. La actividad mística 
de la observación serenamente expectante aparece así como una técnica sencilla 
de cumplimiento; no obstante, basta entregarse a la simplicidad del método para 
que nos demos cuenta de sus grandes dificultades. Estamos tan habituados a 
trabajar activamente, es decir, con sensación de esfuerzo y de fatiga, en todos 
los niveles de nuestra expresión psicológica, que el hecho de permanecer en 
silenciosa expectación o contemplación nos parece una pérdida de tiempo. No 
obstante, Buda, el gran Iluminado, había dicho una vez: "El mejor de los 
Guerreros es Aquel que vence sin luchar", dándonos precisamente aquí en estas 
palabras, la verdadera esencia del Agni Yoga. Podemos decirles a Uds. que se 
trata de una actividad increíblemente dinámica que escapa por completo del campo 
de nuestras percepciones, como en el caso de un disco que al girar a grandes 
velocidades causa la sensación de hallarse en completo reposo. Les damos, con 
estas últimas palabras, un certero indicio de lo que tratamos de realizar a 
través de Agni Yoga. Este proceso afectará indudablemente el desarrollo de 
ciertas desconocidas células del corazón y del cerebro y nos permitirá ser 
conscientes en otros ocultos niveles de nuestra compleja estructura psicológica.
a) El Misterio del Fuego (El Principio Mental)
Con respecto al Misterio del Fuego al que nos hemos referido anteriormente y que 
el Agni Yoga tiene la misión de revelar, hay que hacer ciertas importantes 
declaraciones. Fuego, tal como es comprendido esotéricamente, es la esencia de 
Vida de la Deidad Creadora. Todo cuanto existe en el Universo es una modalidad 
de Fuego que se extiende, dentro de una infinita escala de valores, desde el 
Fuego místico que arde en la Materia, llamado Kundalini, hasta el Fuego de Fohat 
o Fuego Eléctrico, que vitaliza los planos superiores del Espíritu. Se nos habla 
también de Fuego Solar, el Fuego del Corazón, el intermediario celeste entre el 
Fuego del Espíritu y el de la Materia, y es precisamente de este Fuego Solar o 
del Corazón, al que hacemos referencia cuando hablamos de Agni Yoga. Hay que 
aclarar también que el Fuego, como constitutivo del Quinto Gran Principio 
Cósmico o Mente de Dios, es al propio tiempo Fuego del Espíritu y Fuego de la 
Materia, tomando contacto en el corazón del hombre por mediación del Ángel 
Solar, la Entidad misteriosa denominada esotéricamente "Hijo de la Mente", cuya 
labor mediadora a través del Agni Yoga permite descubrir dentro del corazón, en 
donde se halla silenciosamente recogida, la experiencia o sabiduría alcanzada a 
través de las edades.
Otra idea que creemos necesario aclarar para evitar confusiones, es que el Fuego 
de Fohat, descendido al Plano de la Mente Universal para demostrar el Quinto 
Gran Principio cósmico, se deriva en dos grandes corrientes evolutivas que al 
converger en la pequeña mente de los hombres originan los dos grandes Senderos o 
Yogas que tienen su raíz en el Fuego de Manas: Raja Yoga y Agni Yoga.
Raja Yoga, en su aspecto integrador mental y de control de las tendencias 
nocivas y perniciosas de la personalidad, actúa en los niveles del séptimo, 
sexto y quinto del plano mental. Agni Yoga, cuya misión es realizar la unión de 
la mente con el principio más elevado del individuo, el Yo Espiritual o Atma por 
medio del Yo Superior, desarrolla su actividad liberadora de las energías de los 
niveles o subplanos, tercero, segundo y primero. El cuarto subplano es de 
relación y armonía entre los dos tipos de Fuego que concurren en el proceso 
integrador y de unión que se realiza en el Plano Mental. El cuarto subplano de 
cada Plano del Universo tiene asignado idéntica misión de armonizar, equilibrar 
y finalmente fusionar las energías operantes en cada uno de los niveles 
expresivos. A escala cósmica se realiza el mismo proceso y el Cuarto Rayo dentro 
del Sistema Solar equilibra, armoniza y eventualmente fusiona las energías y 
cualidades distintivas de los demás Rayos. A nivel planetario sucede lo mismo y 
el misterio de los Rayos que se expresa a través de cada uno de los Reinos de la 
Naturaleza, tiene en el Cuarto Reino, el Humano y en el Cuarto Rayo que lo 
condiciona, el medio de intercomunicación con los demás Reinos y demás Rayos 
planetarios en cada una de las sucesivas etapas evolutivas. En efecto, el Reino 
Humano tiene la misión de armonizar, equilibrar y realizar la fusión de los 
Reinos subhumanos, el Mineral, el Vegetal y el Animal, con el Quinto gran Reino 
de la Naturaleza, el Reino Espiritual de las Almas Liberadas o Jerarquía 
Planetaria, tan bien descrita en los verdaderos tratados místicos como Cristo y 
su Iglesia.
Podríamos decir, por tanto, que Raja Yoga y Agni Yoga actúan en el Plano Mental 
utilizando cada cual un tipo particular de Fuego, el que le es inherente al 
proceso integrador espiritual operando en este Plano. La modalidad, digamos 
inferior, de este Fuego, desarrolla la fuerza del intelecto y del discernimiento 
y confiere un gran poder sobre las tendencias inferiores que deben ser 
controladas y finalmente vencidas. Esta es la obra a realizar y que ha sido 
realizada por el Raja Yoga, el cual ha elevado la visión mental de muchos seres 
humanos hasta zonas de luz realmente impresionantes. La modalidad superior del 
Fuego mental tiene por objeto sublimizar las tendencias inferiores vencidas por 
la fuerza de la razón y de la voluntad y elevarlas al plano del Yo superior 
convertidas en cualidades divinas. En realidad tal es el sentido esotérico de la 
Alta Alquimia o Magnum Opus, a que se entregaron los Iniciados del pasado tras 
la búsqueda del oro transmutado de los metales inferiores. Esta actividad 
alquímica, químicamente demostrable, no era sino el símbolo del trabajo de 
transmutación que se realizaba en el plano mental al convertirse Raja Yoga en 
Agni Yoga, es decir, cuando el contacto con el Yo Superior o trascendente 
fusionaba dentro del crisol de la prueba iniciática las dos especies de Fuego 
que en el mismo se manifestaban obedeciendo la Ley del gran Principio Cósmico de 
la Mente, el del Intelecto y el de la Intuición. Raja Yoga y Agni Yoga actuando 
luego conjuntamente como Fuego Solar pasan este Fuego resultante de la fusión, 
llamado también " Fuego Redimido", a la cámara secreta del corazón individual y 
desde allí, desde aquel sagrado punto o "Joya en el Loto", puede contemplar el 
Iniciado, sereno e impasible, como asciende por la columna vertebral el Fuego de 
la Materia, la ígnea serpiente de Kundalini, verdadera vida del planeta en todas 
sus expresiones físicas y vitales.
b) El Corazón - La Síntesis del Yoga
En realidad y tal como hemos señalado anteriormente, un sólo tipo de Fuego opera 
en el Plano Mental, aunque aparentemente se muestre diferenciado en dos 
aspectos, el del Quinto Principio Cósmico que trajeron a la Tierra los "Ángeles 
Solares", los verdaderos Prometeos del Cosmos. La explicación de esta división 
aparente la tenemos en el hecho de que los tres subplanos superiores del Plano 
Mental en donde actúa Agni Yoga, están enlazados con el Plano de Budhi donde se 
manifiesta el Dios del Aire (una expresión divinizada del Plano Etérico Cósmico) 
Quien, simbólicamente hablando, insufla Su aliento sobre el Fuego de los 
primeros subplanos del Plano Mental haciéndolo todavía más sutil y ardiente, en 
tanto que el Fuego de los subplanos inferiores del Plano Mental se halla 
enlazado con los primeros subplanos del Plano Astral, cuyo elemento 
constitutivo, el Agua, aún en su exquisita e indescriptible sutilidad o 
evaporación, le resta poder al Fuego de la Mente en estos tres niveles en donde 
se realiza el ejercicio superior de Raja Yoga. En el cuarto subplano, los devas 
de este subplano podríamos decir, fusionan, mezclan y coordinan los dos aspectos 
del mismo Fuego y lo ponen a disposición del Ángel Solar, el Cual, en 
determinado estadio evolutivo, los aloja plenamente armonizados en el corazón 
del ser humano y desde allí, desde el Sancta Sanctorum, desde la "cámara más 
secreta", prepara las condiciones precisas y kármicas que han de convertir las 
virtudes humanas en cualidades divinas. A este respecto y para una mayor 
aclaración de acuerdo con las leyes de la analogía, hay que tener en cuenta que 
el corazón, como centro de poder y de energía unificante, está situado también 
entre los centros o chacras superiores de la garganta, del entrecejo y de la 
parte superior de la cabeza y los inferiores del plexo solar, del sacro y de la 
base de la columna vertebral.
Agni Yoga, el Yoga de Síntesis, opera preferentemente desde el centro del 
corazón y labora en los planos intuitivos de la mente realizando el requerido 
equilibrio de la razón y de la voluntad con el sentimiento y la intuición. Este 
equilibrio traerá paulatinamente a la existencia el Hombre Nuevo, el Hombre de 
la Nueva Era (Séptima subraza de la Quinta Raza).
Existe, no obstante, una plena coordinación entre el Yoga operando desde el 
centro del entrecejo y Agni Yoga que lo hace desde el centro cardíaco y 
utilizando el Fuego Solar liberado y redimido. Ambas vertientes, o expresiones 
de un mismo Fuego, tienen la misión de fusionarse entre sí y de coordinar y 
equilibrar todos los demás centros y energías operantes dentro del Sistema 
planetario humano y cuando en etapas muy avanzadas, en el Misterio de la Cuarta 
Iniciación, por ejemplo (véase por favor la analogía), el Fuego de Fohat que 
desciende del centro coronario se introduce en el corazón (el Centro cardíaco), 
otra luz o energía de idéntico fulgor asciende del centro cardíaco y establece 
contacto con el centro del entrecejo y desde allí, con renovado impulso, 
continúa ascendiendo hasta el centro coronario realizándose entonces la fusión 
de los Fuegos superiores del Sistema y creándose así un Triángulo de Fuego que 
arde con indescriptible fulgor y destruye o desintegra finalmente el Cuerpo 
Causal del Iniciado que, desde aquel místico momento, puede considerarse de 
hecho un Adepto, un verdadero Maestro de Compasión y Sabiduría.
Otro Triángulo menor, que caracteriza las primeras iniciaciones de la Jerarquía, 
es establecido en determinadas etapas de la evolución individual y viene 
constituido por una triple línea de luz que unifica el centro cardíaco el 
laríngeo y el del entrecejo. En este nuevo Triángulo constituido el Fuego de 
Fohat sólo actúa muy débilmente, siendo el motor principal para la actividad de 
las energías el centro cardíaco, el Fuego Solar. En otra etapa, la más inmediata 
a la evolución corriente de la humanidad, se define un Triángulo cuyas líneas 
constitutivas van del centro de la base de la columna vertebral hasta el centro 
del corazón y desde aquí al centro de la garganta, constituyendo la base del 
esfuerzo de los discípulos en probación y de la mayoría de los aspirantes 
espirituales en esta Era de transición que estamos viviendo.
Dense cuenta, sin embargo, de que el centro cardíaco, el verdadero Centro 
originador de la vida en nuestro Sistema Solar, está involucrado en todas y en 
cada una de las actividades conscientes de la vida espiritual, ya se trate de la 
vida del más humilde aspirante, del discípulo, del Iniciado o del propio Adepto. 
Si tienen ustedes en cuenta lo que hemos señalado anteriormente acerca de Agni 
Yoga como Poder del Fuego que actúa desde el centro del corazón, se darán cuenta 
del porqué se le asigna a este Yoga la característica esencial de Síntesis.
Queda todavía un extremo que dilucidar. Aunque no hayamos mencionado los otros 
dos centros etéricos, es decir, el del plexo solar y el sacro, situados ambos 
entre el de la base de la columna vertebral y el cardíaco, debe ser entendido 
que pese a su tremenda importancia como vitalizadores y equilibradores de las 
funciones orgánicas, no los tenemos en cuenta en este presente tratado esotérico 
sobre el Yoga, en razón de que se los considera en cierta manera y hasta cierto 
punto como centros trascendidos. Esta consideración se basa en el hecho 
esotérico de que en edades futuras no muy lejanas de nuestra evolución humana 
actual, el Fuego de Kundalini, cuyo depósito dentro del organismo se halla 
localizado actualmente en el centro de la base de la columna vertebral, se 
polarizará en el centro cardíaco, quedando en desuso y realmente trascendidos 
ambos centros, hoy todavía tan importantes según la opinión de muchos sinceros 
aspirantes, pero que, esotéricamente, se los considera singularmente peligrosos 
a causa de su proximidad con el depósito de Kundalini y a la todavía incipiente 
evolución mental de aquellos aspirantes.