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              La Jerarquía, los Angeles Solares y la Humanidad
                
                  
 Capitulo XI(extracto)
 La Excursión
 
 Desde hacía tiempo, un grupo de estudiantes de esoterismo de 
                  Barcelona, había proyectado una excursión a Montserrat. Lo 
                  integraban el Sr. Luis Lorenzana, Secretario de la S.T. en 
                  España; Sra. Josefina Maynadé, escritora, esposa del primero; 
                  Sr., José Soteras, un amigo investigador esotérico; mi esposa 
                  y yo. La fecha programada era el 22 de Mayo de 1968; hacía 
                  solamente unos días que habíamos celebrado el Festival Wesak y 
                  aún sentíamos en nosotros las energías de la potente Bendición 
                  de Buda.
 
 La intención básica de este viaje era tratar de descubrir, 
                  mediante la formula de un ritual mágico, la orientación 
                  posible del centro magnético o templo iniciático de Montserrat 
                  o, cuando menos, tratar de beneficiamos de sus radiaciones. Lo 
                  demás, la belleza del paisaje, el hecho de sacudirse por un 
                  tiempo del aire viciado de la ciudad y el embrujo magnifico de 
                  aquellas suntuosas moles arquitectónicas, aunque realmente 
                  interesante, quedaba reducido a algo meramente circunstancial. 
                  La inestabilidad del tiempo redujo el número de los viajeros. 
                  Desde el primer momento comprendimos todos que el hecho de 
                  haber quedado reducido a cinco el número de los componentes 
                  del grupo excursionista no se debía al azar. El cinco, número 
                  sagrado por excelencia por estar en misteriosa relación con la 
                  Vida mística del Cristo "Señor de los Ángeles y de los 
                  Hombres", me pareció tener un efecto sorprendente sobre la 
                  experiencia conjunta que había abierto a nuestras mentes y 
                  corazones el ansia de una participación activa en los 
                  Misterios que, al parecer, se reproducen cíclicamente en el 
                  centro sagrado de las montañas de Montserrat.
 
 El día era realmente desapacible y al llegar soplaba un viento 
                  frío, casi invernal, y caía una fina lluvia. Algo parecía 
                  desafiarnos a quedarnos abajo, en las dependencias comerciales 
                  contiguas a la Basílica, en busca de confort y de placentero 
                  diálogo. Pero, no era ésta nuestra intención y por ello, 
                  arriesgándonos a todas las posibles incomodidades decidimos 
                  emprender nuestra excursión a las cumbres. Tomamos pues un 
                  autocar hasta la estación del funicular que debía conducimos a 
                  San Gerónimo (estación de llegada) y desde allí dirigirnos a 
                  pie al Santuario de San Juan.
 
 Durante este trayecto empezó nuestra aventura espiritual. 
                  Desde la estación del funicular de San Gerónimo en dirección 
                  al Santuario de San Juan hay que descender por un camino que 
                  conduce a una pequeña ermita cerrada, donde hay una 
                  bifurcación de dos senderos, uno, el de la izquierda, que 
                  lleva a San Juan y el otro, casi una prolongación del anterior 
                  en descenso que conduce a un hotel en la cresta de la montaña.
   
                   Vista del Monasterio de Montserrat
 desde la
                  
                  Escala de los Pobres
 
                  Al llegar al fondo y casi frente a la pequeña ermita, percibí 
                  a un Deva resplandeciente de Luz, cuya aura de un vivísimo 
                  color azul-violeta daba a entender que se trataba de un Deva 
                  de elevado desarrollo espiritual. Huelga decir que la 
                  impresión que me causó esta Presencia fue realmente 
                  extraordinaria y que, desde aquel momento me sentí invadido 
                  por una profunda sensación de paz. Pero, nada comuniqué de 
                  inmediato a mis amigos, aunque si después, cuando en el 
                  momento de celebrar el ritual mágico meditativo me sentí 
                  potentemente impelido a transmitirles el Mensaje de aquel 
                  Deva.
 
 Nos habíamos sentado los cinco en una pequeña hondonada bajo 
                  el camino que conduce al hotel de la cumbre. Como la 
                  inestabilidad del tiempo había restado afluencia a estos 
                  lugares habitualmente muy concurridos, el silencio era casi 
                  absoluto. Nuestro ánimo sereno y nuestra mente en calma 
                  propiciaban en efecto un trabajo espiritual realmente 
                  positivo. Por una -digamos extraña- casualidad el sol había 
                  salido en aquellos momentos por entre el claro de dos espesas 
                  nubes; allá y acullá parecía llover. Más abajo, por entre la 
                  espesura de pinos, alegres pajaritos empezaron a acariciar 
                  nuestros oídos con sus trinos.
 
 
 El mensaje
 
 En aquellos momentos, y con voz serena y apacible, transmití 
                  el siguiente mensaje dévico:
 
                  
                   ¡Salud, amigos nuestros!
 Es realmente inspirativo y conmovedor el contacto que puede 
                  establecerse entre los hombres y los ángeles, entre los hijos 
                  de la Naturaleza y las fuerzas vivas que la crean. Nuestro 
                  gozo es inmenso, Indescriptible para vuestra razón humana y 
                  quisiéramos que lo compartieseis.
 
 Sabernos por qué habéis venido aquí. Conocemos vuestras 
                  intenciones y sabemos lo que estáis buscando. Sí, aquí existe 
                  realmente lo que llamáis un "lugar secreto" aunque sólo es 
                  secreto para los ciegos a la luz espiritual. Continuad 
                  viniendo aquí, con mente ligera y corazón libre y lo 
                  descubriréis.
 
 Es muy raro ver por estos lugares a seres humanos henchidos de 
                  altos ideales y de intenciones puras, asequibles a la 
                  Inspiración a la que es propicio nuestro mundo. Aquellos que 
                  vienen aquí, no en busca de distracciones vanas sino llenos de 
                  inquietud por descubrir el aliento ligero de las cosas acaban 
                  por descubrir el secreto de la vida oculta de la Naturaleza. Y 
                  éstos trabajan por el día en que los hijos de los hombres y 
                  los ángeles de la Naturaleza, conscientemente unidos y 
                  complementados, cantarán juntos la gloria del Señor. Tal día 
                  marcará el Sendero de una Nueva Edad en el que la Creación 
                  entera rendirá homenaje a Su Creador y las sociedades humanas 
                  estarán regidas por un equilibrio consciente y una 
                  determinación divina. El mundo en el cual todos vivimos será 
                  entonces un planeta sagrado y su radiación teñirá de una nueva 
                  luz los éteres inmortales.
 
 Estos contactos, tan raramente producidos a causa de la 
                  ceguera de los hombres, que desde hace tanto tiempo perdieron 
                  el estado de gracia o de inocencia son, sin embargo, la 
                  promesa divina de los tiempos presentidos que todos anhelamos.
 
 Pues de la misma manera que un relámpago, aunque rápido y 
                  fugaz, da una magnífica idea de la luz de donde emana, así 
                  estos contactos entre los hombres y los ángeles, abren la 
                  esperanza de un mundo ideal en que el pensamiento humano y el 
                  sentimiento de los devas, armoniosamente compenetrados, den a 
                  luz una mejor forma de civilización y una nueva vitalidad en 
                  la expresión de la vida de la Naturaleza.
 
 Quisiera ayudaros en vuestras pesquisas internas, pues os guía 
                  la buena intención y percibo en vosotros una perfecta aura de 
                  amistad. Mantened firmemente esta amistad, gloria del destino 
                  humano, que os hará asequibles al amor inmortal de los devas.
 
 Volved más adelante. Hay lugares sagrados aquí, henchidos de 
                  fuerza magnética que pueden ayudaros mucho en la consumación 
                  de vuestro particular destino. Pero no vengáis en grupos 
                  numerosos, sino eligiendo cuidadosamente aquellos que 
                  verdaderamente se sientan inspirados por la fuerza de la 
                  devoción espiritual y el perfecto culto a la vida de la 
                  Naturaleza. Con estas santas disposiciones siempre hallaréis 
                  aquí, o en otros lugares sagrados, a un Deva o a un grupo de 
                  Devas dispuestos a ayudaros.
 
 Regocijaos ahora con nosotros y participad en silencio de la 
                  Paz natural de estos lugares. Que esta Paz sea el premio de 
                  vuestra recta intención y os sirva de potente estimulo para 
                  continuar la obra que cada cual ha de realizar en el mundo 
                  para mayor gloria del Señor.
 
 Yo os bendigo con Amor y os ofrezco mi amistad con el destello 
                  natural de nuestra vida de equilibrio, y en tanto permanezcáis 
                  aquí estaréis bajo mi protección. "Seguid adelante con la 
                  vista eternamente orientada hacia las doradas cumbres en donde 
                  los Dioses Creadores y Sus Ángeles Servidores tejen para el 
                  reino humano un futuro de perfección.
 
                  
 Mis palabras cada vez más lentas y suaves, se habían ido 
                  infiltrando sutilmente a través del oído en nuestros 
                  corazones, llenándonos de un sentimiento de paz 
                  indescriptible. Cada cual, a su manera, había notado 
                  claramente la presencia de aquel deva, misterioso habitante de 
                  los mundos invisibles, pero todos habíamos convenido en que el 
                  hecho de encontrarnos allí reunidos no era fortuito, y que una 
                  misteriosa sucesión de acontecimientos causales nos habían 
                  puesto en contacto con la más poderosa de las Fuerzas de la 
                  Naturaleza, el Reino de los Devas, de los Ángeles del Señor, 
                  verdaderos agentes fraternales del Poder de Dios manifestado.
 
 Sí, volveremos a Montserrat. Nos dejaremos llevar por el 
                  "aliento ligero de las cosas" y, tal como nos aconsejó nuestro 
                  Gran Amigo el Ángel de las Montañas Sagradas de Montserrat, 
                  trataremos de mantener firmemente los lazos de amistad que es 
                  la fuerza creadora más positiva en la humanidad y dentro de la 
                  vida oculta de la Naturaleza.
 
 
 
 
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