ESTRUCTURACION BASICA DE LAS FORMAS
                  
                  Los Ángeles, tal como esotéricamente hemos podido comprobar, 
                  no son únicamente "los Alados Mensajeros del Señor", a los que 
                  hacen referencia las tradiciones religiosas y místicas de la 
                  humanidad, sino que SON esencialmente los Artífices de la 
                  Creación Universal. Obedecen indistinta y naturalmente al 
                  Mandato sagrado A.U.M., ¡Hágase la Luz! de la Divinidad 
                  creadora, mediante cuyo Verbo son movilizadas unas increíbles 
                  huestes y jerarquías dévicas que se extienden desde los 
                  poderosos Arcángeles Regentes de cada uno de los Planos del 
                  Universo hasta las pequeñísimas criaturas etéricas 
                  involucradas en el proceso de construcción de cualquier 
                  insignificante átomo de materia física. Hay que advertir, en 
                  todo caso, que la corriente de Vida que origina las sucesivas 
                  fases de construcción de todas las formas de la Naturaleza 
                  emana de Fuentes cósmicas y que desciende de las más elevadas 
                  regiones del Universo, en donde aparentemente no existen 
                  estructuras moleculares, hasta coincidir en el átomo de 
                  hidrógeno. Deberemos admitir, por tanto, que la llegada de la 
                  corriente u oleada de Vida divina al más simple y ligero de 
                  los átomos sólo ha sido posible por la intervención de cierta 
                  jerarquía de Devas, cuyo principal objetivo es la 
                  SUBSTANCIACION del ETER. Sin embargo, el proceso de 
                  Substanciación no termina aquí, sino que, a través de una 
                  agrupación ordenada, sistemática e inteligentemente dirigida 
                  de átomos de hidrógeno, son constituidos todos los elementos 
                  químicos de la Naturaleza. Estos elementos, como todos 
                  sabemos, varían en orden de densidad y peso, siendo estos dos 
                  aspectos los que cualifican a todas las formas en términos de 
                  SENSIBILIDAD. Así, el Reino mineral es el más denso, más 
                  pesado y, por tanto, menos sensible de la Naturaleza 
                  constituyendo, tal como esotéricamente se dice, "la Osamenta 
                  del Planeta". Démonos cuenta, de acuerdo con estas ideas, que 
                  la constitución de la materia sólida tal como físicamente la 
                  conocemos es solamente "una suma de átomos de hidrógeno", 
                  cualificando la cantidad de esta suma el orden de densidad de 
                  los elementos químicos que entran en su composición. Por 
                  ejemplo, el átomo de helio consta de dos átomos de hidrógeno, 
                  el de oxígeno de ocho, el de uranio de noventa y dos, el del 
                  laurencio de ciento tres, etc. Ahora bien, cuando hagamos 
                  referencia a la vida de los Ángeles, estas energías 
                  individualizadas de la Naturaleza, deberemos sutilizar el 
                  átomo de hidrógeno a extremos insospechables y llegar a un 
                  punto en el cual los elementos atómicos, tal como 
                  científicamente los conocemos, han desaparecido prácticamente. 
                  Los Devas trabajan -por decirlo de alguna manera- "de menos a 
                  más", es decir, que surgen del éter más puro y diáfano y lo 
                  materializan o substancian hasta volverlo objetivo y tangible. 
                  La Naturaleza creada, sujeta a otras leyes, trabaja de "más a 
                  menos", ya que la corriente infinita de la evolución la lleva 
                  a ser cada vez más simple, diáfana y menos substancial, y los 
                  elementos químicos de que están compuestos todos los cuerpos o 
                  formas creadas tienden a sutilizarse constantemente, siguiendo 
                  el impulso de una irresistible tendencia que los lleva hacia 
                  el átomo de hidrógeno simple y original y a penetrar desde 
                  este punto de base, en las regiones etéricas del planeta en 
                  donde los Devas realizan su obra arquetípica de dinamizar los 
                  éteres y dotarles de consistencia objetiva. Resumiendo el 
                  proceso, podríamos decir que el átomo de hidrógeno constituye 
                  el centro de evolución de las formas. Sumándole por sí mismo 
                  tantas veces como sea posible, los Devas construyen todos los 
                  elementos químicos conocidos de la Naturaleza; restándoles 
                  poder e intensidad a dichos elementos construidos los vuelven 
                  cada vez más sutiles y livianos, haciéndoles retornar a su 
                  centro de procedencia, el átomo químico de hidrógeno, y 
                  sometiendo a éste a un inimitable proceso de transmutación 
                  alquímica, de la que son hábiles y consumados maestros, 
                  construyen los mundos ocultos y los planos invisibles de la 
                  Naturaleza, astral, mental, búdico, átmico, etc. Yendo 
                  esotéricamente al fondo de la cuestión podríamos decir que los 
                  reinos subhumanos, el mineral, el vegetal y el animal son 
                  creados a partir del átomo de hidrógeno hacia abajo y que los 
                  Reinos superiores se estructuran desde el átomo de hidrógeno 
                  hacia arriba. El hombre, como siempre, se halla situado en el 
                  centro místico del proceso de la evolución planetaria, y es a 
                  él a quien le corresponde la universal tarea base de la 
                  verdadera transmutación alquímica, en lo que al cuerpo físico 
                  se refiere, de convertir todos sus átomos pesados en átomos de 
                  hidrógeno, alejándose así de toda posible gravedad terrestre y 
                  entrando progresivamente en la corriente infinita de vida 
                  iniciática que lleva al Misterio de la Ascensión. Hablando muy 
                  esotéricamente, podríamos decir que el cuerpo físico de un 
                  Adepto o de un gran Iniciado está totalmente construido con 
                  átomos o moléculas de hidrógeno, y si incidentalmente o por 
                  las características especiales de Su trabajo carece de cuerpo 
                  físico denso puede creárselo a voluntad, utilizando el poder 
                  que tiene sobre los éteres y las infinitas huestes de 
                  criaturas dévicas que los componen. Tal es el llamado 
                  ocultamente: Lingasarira, el cuerpo físico objetivo y tangible 
                  mediante el cual se presenta en determinadas ocasiones a sus 
                  discípulos.
                  
                  
                  
                  La analogía, como podrán apreciar, es perfecta en todos los 
                  detalles, aunque lógicamente deberemos consentir ciertas 
                  lagunas en nuestro proceso de investigación oculta, para dejar 
                  mejor clarificados los conceptos y las ideas. Bastará un 
                  simple ejemplo: El átomo de hidrógeno, el más simple y más 
                  ligero de los elementos químicos conocidos y que hemos tomado 
                  como base de nuestras explicaciones sobre el proceso de 
                  estructuración dévica de las formas, aunque científicamente 
                  admitido, consta solamente de un protón central, de un 
                  electrón y de un neutrón, posee sin embargo en su interior 
                  otros dieciocho cuerpos menores radiantes como pequeños soles 
                  y perceptibles únicamente a la visión oculta, que 
                  esotéricamente llamamos ANUS, átomos ultérrimos o esenciales. 
                  Ustedes reconocerán, no obstante, que el estudio de estos 
                  "átomos ultérrimos", pese a ser realmente interesantes desde 
                  el ángulo de apreciación esotérica, habría hecho quizá 
                  demasiado complejo nuestro estudio, el cual, tal como hemos 
                  dicho en otras ocasiones, debemos encauzar lo más técnica y 
                  científicamente que nos sea posible.
                  
                  
                  
                  Aclarado este punto y volviendo a la idea básica de 
                  Substanciación del éter por parte de las Entidades Dévicas 
                  correspondientes deberemos considerar, de acuerdo con las 
                  enseñanzas esotéricas, que las sucesivas oleadas o corrientes 
                  de vida provenientes de los más elevados Planos del Sistema 
                  solar y atravesando todos los niveles imaginables llegan a 
                  coincidir y a manifestarse ostensiblemente en el mundo físico 
                  y a establecer allí, en lo más hondo, un anclaje seguro para 
                  la Vida de Dios. A la impresionante magnitud de este infinito 
                  movimiento se le puede definir técnicamente "Proceso de 
                  Estructuración de las Formas", un proceso que no es 
                  simplemente físico y orgánico, sino que abarca todas las 
                  dimensiones del Espacio vital en donde nuestro Universo "vive, 
                  se mueve y tiene su razón de ser". Habrá que admitirse, pues, 
                  en orden a la lógica y al buen sentido esotérico, que hay 
                  FORMAS en todos los niveles de manifestación solar, desde las 
                  más acusadamente densas a las más increíblemente sutiles, 
                  abarcando la grandiosidad de los Planos, de los Reinos y de 
                  todas las especies vivientes. Habrá que aceptarse también como 
                  lógica la existencia de infinidad de jerarquías angélicas o 
                  dévicas en cada plano o en cada dimensión natural del ESPACIO 
                  y de que son tales huestes o jerarquías las que llevan 
                  adelante con inimitable acierto el proceso de Construcción de 
                  todas las Formas que es, esotéricamente comprobado, el destino 
                  creador de sus vidas radiantes. Tal destino es de cumplimiento 
                  universal, una tarea sagrada que diligentemente y con todo 
                  amor tratan de cumplir todos los Ángeles, sea cual sea su 
                  jerarquía espiritual dentro de los indescriptibles arcanos de 
                  sus maravillosos mundos.
                  
                  
                  
                  a) Substanciación del Eter y Estructuración de las Formas
                  
                  Cómo y de qué manera trabajan los devas en sus innumerables 
                  huestes, jerarquías y funciones es un Misterio de carácter 
                  iniciático, pero la comprensión del mismo puede hallarse quizá 
                  en la debida interpretación del proceso técnico de 
                  SUBSTANCIACION, mediante el cual las cualidades etéricas de la 
                  naturaleza sensible de Dios sufren tremendas modificaciones, 
                  ya que por sucesivas fases de compresión, el Eter del Espacio 
                  llega a convenirse en una especie de materia gelatinosa de 
                  cuyas cualidades maravillosas se nutren todas las Galaxias 
                  para producir el milagro permanente de creación de los 
                  infinitos Universos, cualidades cuya expresión más 
                  técnicamente conocida es la Nebulosa, una increíble masa de 
                  materia etérica condensada y cuya forma geométrica en espiral 
                  constituye el centro de la atención de no importa qué Logos 
                  creador en proceso de manifestación cíclica. Alrededor de 
                  dicho centro de atención logoica, los grandes Ángeles 
                  Substanciadores van agregando cada vez más contenido etérico 
                  substanciado o ectoplásmico -utilizando aquí un conocido 
                  término parapsicológico- hasta llegar a aquel supremo grado de 
                  saturación en el que el centro de gravedad de la atención 
                  divina ha logrado atraer la suficiente cantidad de materia 
                  etérica condensada como para poder iniciar el proceso creador 
                  de las Formas, máxima preocupación o Necesidad de su Vida 
                  radiante.
                  
                  
                  
                  Como anunciábamos en el prefacio de este libro, este es el 
                  principio de actividad del proceso de FORMACION. Se trata de 
                  un proceso cualificativo mediante el cual las unidades de vida 
                  "mantenidas en expectante espera" en el omniabarcante seno de 
                  la Intencionalidad de Dios empiezan a vibrar exigiendo una 
                  Forma adecuada que sea representativa de todos los poderes y 
                  facultades adquiridas en un proceso anterior de vida o en otra 
                  fase de existencia. En respuesta a tales vibraciones, las 
                  cuales no son más que simples modificaciones del Mántram solar 
                  A.U.M., surgen de las oquedades infinitas del espacio aquellas 
                  misteriosas Entidades dévicas cuya misión es construir todas 
                  las formas posibles de la Naturaleza, y utilizando los dos 
                  poderes mágicos de la Vida divina: la Voluntad de Ser y el 
                  Deseo de Existir, dinamizan la substancia etérica condensada 
                  y, actuando posteriormente "a manera de hábiles alfareros", 
                  modelan y construyen todas las formas imaginables, desde la 
                  del simple átomo químico hasta aquellas soberbias e 
                  indescriptibles estructuras que constituyen los Cuerpos o 
                  Moradas de los Logos planetarios y aun del propio Logos solar, 
                  es decir, los planetas y el Sol, centro del Universo. Se trata 
                  de un proceso que habrá de seguirse teniendo en cuenta la 
                  regla exacta de la analogía hermética, sin cuya reconocida 
                  clave seria imposible aprehender el significado oculto de 
                  estas trascendentes ideas. Tenemos frente a nosotros una 
                  panorámica de extraordinarias perspectivas que deberemos 
                  tratar de abarcar lo más ampliamente que nos sea posible, pero 
                  teniendo en cuenta de que al llegar a cierto elevado punto de 
                  tensión espiritual deberemos dejar a un lado nuestra mente 
                  intelectual y avanzar en mística soledad, completamente 
                  desnudos, por estas fértiles tierras de prodigalidad angélica 
                  en las que sólo la intuición espiritual puede brindarnos 
                  algunos leves indicios de Verdad y de reconocimiento.
                  
                  
                  
                  Todas las grandes obras de construcción se inician en sus 
                  bases o cimientos, debiendo ser estas bases tanto más sólidas 
                  cuanto más potente sea la estructura que ha de sostener su 
                  mole arquitectónica. Pero, con respecto al trabajo de 
                  construcción que realizan los Devas en cada uno de los niveles 
                  de la Naturaleza, tales bases se fundamentan en la simplicidad 
                  del átomo, el cual, pese a su aparente insignificancia, es la 
                  pieza fundamental de la arquitectura cósmica y constituye la 
                  pieza clave del proceso básico de la Creación. Así, los puntos 
                  de luz y de actividad creadora latentes en el interior del 
                  gran océano de la substancia etérica condensada, al vibrar, 
                  hacen "un hueco" dentro de dicha substancia y crean una 
                  especie de oquedad en su interior en donde un deva o un grupo 
                  de devas, según los casos, empiezan a trabajar, ya sea con 
                  respecto al insignificante vacío creado por la vibración del 
                  punto de luz o de conciencia que ha de habitar dentro de la 
                  estructura geométrica de un átomo o de cualquier elemento de 
                  materia química, o aquellos tremendos vacíos abismales dentro 
                  del infinito espacio molecular del Cosmos donde debe habitar 
                  un trascendente Logos, teniendo en cuenta, sin embargo, que 
                  las más elevadas y complejas estructuras universales o 
                  planetarias son el resultado de la unión de un infinito número 
                  de elementos químicos dotados del poder de elegir sus propios 
                  campos de expansión y círculos magnéticos de acuerdo con 
                  determinados sonidos vibratorios.
                  
                  
                  
                  Si analizamos profundamente esta idea quizá lleguemos a la 
                  conclusión de que el espacio es mucho más denso de lo que 
                  nuestra mente tridimensional pueda llegar a figurarse y 
                  reconocer que los cuerpos sólidos conocidos, incluido el del 
                  propio Universo, con todos sus planetas, satélites y demás 
                  cuerpos celestes, no son sino ESPACIOS VACíOS en el interior 
                  de una materia más sólida todavía que en su esencia es ETER 
                  substanciado por la vida de los Ángeles. No hay que 
                  extrañarse, pues, al leer en algunos de los más viejos 
                  tratados esotéricos de la Jerarquía acerca de la Creación del 
                  Universo estas enigmáticas y misteriosas palabras: "DIOS CAVA 
                  AGUJEROS EN EL ETER". Tal es asimismo el significado místico 
                  del "GRAN KOYLON" esotérico, el cual, siendo virtualmente 
                  Espacio, es de tal naturaleza que para habitarlo hay que 
                  introducirse en su interior "cavando agujeros", hechos a la 
                  medida de nuestra intencionalidad creadora o a nuestro grado 
                  de evolución.
                  
                  
                  
                  El trabajo de los Ángeles es adaptar el Espacio molecular 
                  creado por la substanciación del Eter a las necesidades 
                  universales de construcción, hasta que "el agujero" cavado por 
                  cualquier centro de vida contenga todas las condiciones 
                  requeridas para poder emitir ondas vibratorias de acuerdo con 
                  su naturaleza peculiar y recibir recíprocamente ondas 
                  vibratorias de respuesta por parte de todas las demás vidas 
                  evolucionantes. Hay aquí, en este punto, un delicado motivo de 
                  atención, pues la correcta interpretación del mismo puede 
                  orientar nuestras pesquisas a lo más profundo y secreto de 
                  nuestro ser. Somos esencialmente puntos de conciencia 
                  sumergidos en un espacio intermolecular en donde aparentemente 
                  tiene lugar el drama kármico de nuestra vida, el dilatado 
                  escenario en donde los devas, utilizando cada uno de nuestros 
                  pensamientos, sentimientos y acciones, construyen panoramas, 
                  ambientes y circunstancias cada vez más apropiados para que 
                  nuestras particulares motivaciones, ideales o sueños, hallen 
                  en todo momento la posibilidad infinita de manifestarse.
                  
                  
                  
                  b) La Sensibilidad del Reino Vegetal
                  
                  La misión de los Ángeles, sea cual sea su elevación espiritual 
                  o jerárquica, es embellecer la vida de la Naturaleza y dotarla 
                  de sensibilidad. Se nos dice esotéricamente al respecto que el 
                  Reino vegetal es el más bello y sensible de la Creación. Esta 
                  afirmación tiene una explicación muy lógica desde el ángulo 
                  oculto si se tiene en cuenta que este Reino constituye en su 
                  totalidad la máxima expresión de la Sensibilidad Cósmica en lo 
                  que a nuestro planeta se refiere, debido a que la sensibilidad 
                  es una radiación proveniente de aquel Centro de Vida Universal 
                  que llamamos esotéricamente "EL CORAZON DEL SOL" y que es a 
                  través de los éteres dinamizados del Espacio que estas 
                  energías del Amor de Dios se transmiten al Universo entero, 
                  constituyendo los anclajes permanentes de la Vida divina en el 
                  centro místico de todas las formas conocidas. La imponderable 
                  belleza del Reino vegetal, el más evolucionado desde el ángulo 
                  de vista de las formas arquetípicas que ha logrado 
                  desarrollar, es producto de la incidencia sobre la Entidad 
                  Angélica que le da Vida a este Reino procedente de aquellas 
                  energías altamente sensibilizadas que crean belleza y armonía. 
                  Es precisamente en este Reino donde pueden ser apreciadas en 
                  su máximo esplendor las formas geométricas que han de 
                  constituir en un lejano futuro las nobles bases de un más 
                  prometedor orden social para la humanidad, cuando los seres 
                  humanos hayan desterrado definitivamente de su corazón los 
                  gérmenes del odio, de la lucha y de la destrucción que 
                  actualmente los mantienen divididos entre si.
                  
                  
                  
                  El ser humano posee también un centro de sensibilidad que le 
                  pone en comunicación, si asilo siente y desea, con el Centro 
                  de Amor divino. Nos referimos a su vehículo emocional mediante 
                  el cual le es posible acercarse a los demás seres de la 
                  Naturaleza en forma mucho mas directa y profunda que a través 
                  de los elementos de juicio mental, el cual, sujeto a la 
                  refracción de los sentidos internos, todavía en proceso de 
                  estructuración, distorsionan y falsean las cosas. El ser 
                  humano utiliza parte de esta sensibilidad como elemento 
                  embellecedor del deseo y como motivo de acercamiento al 
                  corazón de todo ser viviente, pero todavía no ha sido 
                  desarrollado en su aspecto más sublime: el del contacto con 
                  los Ángeles o los Devas, estos maravillosos centros de 
                  sensibilidad que desde los mundos invisibles están tratando de 
                  establecer un acercamiento cada vez más vivo y más profundo 
                  con los seres humanos. Hay una indudable relación entre los 
                  Ángeles del Equilibrio, en el Cuarto Subplano del plano 
                  Astral, el Reino Vegetal y el Vehículo Emocional de los seres 
                  humanos a través de la medida universal de la Sensibilidad 
                  Cósmica. No queremos indicar con ello que los demás Reinos de 
                  la Naturaleza carecen de Sensibilidad, sino que tratamos de 
                  explicar el porqué los Ángeles y los hombres hallan su más 
                  virtual zona de atracción mística en el Reino vegetal, pues el 
                  Señor Deva Regente del mismo está en más íntimo y directo 
                  contacto con la Divinidad debido a los vínculos de Amor 
                  establecidos en muy alejadas épocas de nuestra vida planetaria 
                  entre nuestro Logos solar y aquel exaltado Deva... La 
                  necesidad que hace que los Ángeles y los hombres establezcan 
                  un mutuo y espiritual contacto en la vida de la Naturaleza es 
                  debida precisamente al hecho fundamental de que la 
                  sensibilidad de Dios se halla más particularmente 
                  centralizada, ya que ello forma parte de Su propia y exaltada 
                  Evolución, en la vida y actividades del poderosísimo Angel 
                  Regente del Reino Vegetal, la más bella expresión del Amor de 
                  Dios en la vida de la Naturaleza, y en el corazón místico de 
                  la humanidad, el cual es un centro viro de sensibilidad que 
                  constantemente trata de explayarse y fundirse en el Cosmos.
                  
                  
                  
                  La SENSIBILIDAD emocional es aparentemente una ley en nuestro 
                  Universo de Segundo Rayo, pero podríamos hacer referencia a 
                  otros Universos dentro de nuestra misma Galaxia, en los cuales 
                  el AMOR, tal como humanamente lo conocemos, es prácticamente 
                  desconocido o, a lo sumo, constituye sólo un aspecto adicional 
                  dentro del Centro atractivo mayor que origina la Vida en 
                  aquellos Universos. Nuestra intención en este Tratado es abrir 
                  unos nuevos cauces de comprensión y entendimiento de la Vida 
                  de Dios en nuestro planeta, haciendo un énfasis especial sobre 
                  el espíritu vivificador de SENSIBILIDAD que se expresa a 
                  través de nuestro Sistema solar y sirve de vehículo de 
                  relación e intercomunicación de todos los seres vivientes, 
                  dioses, ángeles y hombres, constituyendo aquel supremo lazo de 
                  indefinible unidad espiritual que llamamos corrientemente 
                  "Fraternidad", el sentimiento más elevado de integridad 
                  interna a que puede aspirar el ser humano aquí en la Tierra.
                  
                  
                  
                  c) La Concreción de las Formas
                  
                  El tercer aspecto del proceso de construcción de las Formas 
                  por parte de los Devas podría ser descrito técnicamente como 
                  de CONCRECION. En el devenir del mismo han de ser construidos 
                  los elementos internos dentro de los organismos físicos 
                  mediante los cuales la entidad central dentro de no importa 
                  qué tipo de forma puede establecer contacto con su propio 
                  vehículo de manifestación. Esta parte del trabajo de 
                  construcción viene encomendada a una especie particular de 
                  Agnis, o Devas del fuego, los cuales tienen el poder de 
                  extraer del centro mágico de la materia substanciada en 
                  proceso de estructuración constante ¡os más seleccionados y 
                  sutiles átomos de materia etérica para constituir con ellos 
                  las delicadas fibras de los tejidos nerviosos de los cuerpos o 
                  de las formas- más evolucionadas, así como aquellos que 
                  constituyen la radiante estructura magnética, o doble etérico, 
                  de la cual todo tipo de forma viene revestida, sea cual sea su 
                  grado de evolución. A este proceso contribuye necesariamente 
                  el propio aliento vital del alma o conciencia, la cual, desde 
                  las zonas más profundas, está tratando de proyectarse hacia el 
                  exterior en un intento supremo de aproximación a los demás 
                  seres y a las demás cosas existentes. En el Reino mineral, 
                  aparentemente dormido y sin conciencia, hay también un centro 
                  de actividad relacionado con los espíritus o elementales del 
                  fuego que no puede ser percibido ni surgir raudamente al 
                  exterior debido a las misteriosas leyes impuestas por la 
                  Divinidad al Señor Deva que guía los destinos de aquel Reino. 
                  El Reino mineral, deberemos repetirla de nuevo, constituye en 
                  su totalidad "la osamenta del planeta", es decir, la base 
                  sólida sobre la cual se erigirá la noble estructura de los 
                  demás Reinos de la Naturaleza. Pero podemos asegurar que pese 
                  a su inaudito grado de solidez, o de acumulación de elementos 
                  químicos, no está absolutamente desprovista de Sensibilidad. 
                  Examinada una tosca piedra, de la clase que sea, utilizando la 
                  clarividencia mental, aparece -tal como lo hemos dicho ya en 
                  otras ocasiones- como una estructura viviente surcada por una 
                  profusión de líneas ígneas de energías, las cuales están 
                  conectadas con el centro místico o vital de la piedra donde, 
                  esotéricamente hablando, se halla la conciencia de la piedra y 
                  desde donde actúa la misteriosa fuerza que científicamente 
                  llamamos "gravedad" y de la cual es responsable en su 
                  integridad el poderoso Deva Regente del Reino mineral, quien, 
                  según se nos ha enseñado ocultamente, es un precioso Agente 
                  del Gran Arcángel YAMA, Señor del Plano Físico en su 
                  totalidad.
                  
                  
                  
                  El centro místico de una piedra o de cualquier otro mineral es 
                  un asiento secreto del Fuego de Kundalini, pero éste no ha 
                  lograda todavía constituir un aspecto recognoscible o 
                  perceptible en la vida de la Naturaleza, por carecer del 
                  suficiente número de pétalos en la vida causal de este Reino 
                  ([6]) y del necesario sistema de comunicación del fuego 
                  interior latente en la piedra o en los minerales, pera que un 
                  violento choque o fricción externa puede hacer aflorar a la 
                  superficie, tal como ocurre con la piedra pedernal y con 
                  ciertas metales. Este fuego, técnicamente descrito como "de 
                  Fricción", es la base de la radiactividad que puede apreciarse 
                  ya en muchos elementos minerales en la vida de la Naturaleza 
                  cuando las unidades de vida y de conciencia que los integran 
                  se hallan en una muy elevada fase de su evolución en la vida 
                  del Reina mineral. Esta es una forma de afirmar que las 
                  piedras, el elemento natural aparentemente más tosco, poseen 
                  sensibilidad aunque apropiada a su propia condición y 
                  naturaleza evolutiva.
                  
                  
                  
                  La Sensibilidad del Reino vegetal es notoria y las líneas de 
                  Fuerza que partiendo del Centro místico de las plantas 
                  convergen en la superficie del suelo son expresiones del mismo 
                  fuego de Kundalini, aunque convenientemente manipulado y 
                  dirigido -por cierto tipo de devas del agua y del aire. Estos 
                  devas lo convierten en aquella substancia, base de la vida en 
                  el Reino vegetal que llamamos "SAVIA". Podríamos decir, en 
                  forma muy esotérica, que la SAVIA es el Fuego de Kundalini, 
                  tal como es capaz de expresarlo el gran Arcángel VARUNA, el 
                  Señor de las Aguas y Regente del Plano astral en su totalidad, 
                  a través del poderoso Deva cuya misión es atender las 
                  necesidades del Reino vegetal. En este Reino, y utilizando la 
                  clarividencia mental, es posible apreciar el desarrollo de dos 
                  pétalos o de dos vías de distribución del Fuego de Kundalini, 
                  los cuales en su mutua interdependencia producen la infinita 
                  gama de delicadas formas en este suntuoso y bendito Reino. Es 
                  de notar al respecto a relación de analogía que existe entre 
                  el Reino vegetal, el segundo de la manifestación planetaria, 
                  los dos pétalos del Fuego de Kundalini desarrollados y el 
                  segundo Rayo de Amor y de Sabiduría, expresión esencial de la 
                  Vida de la Divinidad. Las Iíneas de fuerza que rigen la vida 
                  de las formas de las plantas es la obra de los Ángeles que 
                  ordenan el proceso de Construcción en este Reino y su misión 
                  es establecer una definida relación e intercomunicación entre 
                  estas líneas de fuerza con determinados centros de su 
                  estructura geométrica, así como con el sol, el aire y el agua, 
                  siendo vivificadas desde sus raíces por los "espíritus de la 
                  tierra", una especie de gnomos expertos en el arte de extraer 
                  de las profundidades del suelo los elementos semietéricos que 
                  constituyen el alimento de todas las formas de vida del Reino 
                  vegetal, desde la minúscula hierba que cubre de verdor de los 
                  prados y los bosques hasta el más ingente y poderoso árbol.
                  
                  
                  
                  En el Reino animal, y visto el proceso desde el ángulo de 
                  Concreción de las Formas, se combinan todas las fuerzas de la 
                  Naturaleza y las energías dévicas que constituyen la vida de 
                  los Reinos precedentes. Podríamos decir que tres principales 
                  tipos de Devas constructores intervienen en el proceso: los 
                  que cualifican la potencia de las piedras y de los demás 
                  minerales y construyen la estructura ósea de todos los 
                  animales vertebrados, los que crean la sensibilidad de las 
                  plantas e intervienen asimismo en la construcción del 
                  apropiado sistema respiratorio y sanguíneo de los organismos 
                  físicos que lo precisen y aquellos, más evolucionados, que 
                  crean los delicados tejidos que constituyen el sistema 
                  nervioso de los animales y la contraparte nádica por donde 
                  oportunamente circulará la energía ígnea de Kundalini. En el 
                  Reino animal el Fuego de Kundalini ha desarrollado ya tres 
                  pétalos en la Vida de la Entidad Dévica que rige su expresión 
                  evolutiva. Esto significa, desde el ángulo de la analogía, que 
                  hay una muy directa relación entre el tercer Reino, los tres 
                  pétalos desarrollados, y el tercer Rayo, el de la Actividad 
                  creadora de la Divinidad. La sensibilidad en el Reino animal 
                  ha sido agudizada al extremo de producir lo que podríamos 
                  llamar "una crisis de movimiento", mediante la cual las 
                  infinitas especies pueden desplazarse por la tierra, el mar y 
                  el aire, constituyendo diferentes centros de vida dentro de la 
                  Unidad central, la Vida Dévica animadora de dicho Reino, la 
                  Cual coordina y centraliza en Sí la actividad de los Devas 
                  directores de los dos Reinos precedentes y está directamente 
                  conectada con el trabajo del Gran Arcángel AGNI, el Señor de 
                  todos los Fuegos de la Naturaleza.
                  
                  
                  
                  d) Sensibilidad Espiritual
                  
                  El Reino humano constituye el Reino de Síntesis en lo que a la 
                  evolución general de los Reinos subhumanos se refiere, ya que 
                  centraliza y actualiza el poder actuante en todos ellos, 
                  siendo su sensibilidad la obra máxima de la Evolución 
                  planetaria de la cual es su más preciosa joya. Las unidades de 
                  vida correspondientes al Reino humano, a diferencia de las de 
                  los Reinos mineral, vegetal y animal, poseen autoconciencia, 
                  es decir, alma individual. No siguen, por tanto, un proceso 
                  ciego en orden a la intervención de los elementos dévicos 
                  creadores de las formas de la Naturaleza, sino que poseen 
                  Intencionalidad, Memoria y Discernimiento. Aunque en ciertas 
                  alejadas fases de la evolución humana existe todavía un 
                  anclaje de aquellas energías dévicas que intervienen en la 
                  construcción de los cuerpos o de las formas que utilizan los 
                  Reinos inferiores, en el transcurso del tiempo y a medida que 
                  el alma humana va penetrando en zonas más profundas e 
                  incluyentes de sí misma, se le desarrolla una marcada 
                  tendencia a "gobernar" inteligentemente el proceso de 
                  construcción de sus vehículos de manifestación "cíclica", 
                  eligiendo entonces deliberadamente los ángeles o devas 
                  constructores que más adecuada y perfectamente pueden 
                  concurrir en el proceso místico de la construcción aportando 
                  las energías etéricas más adecuadas al tipo de sensibilidad 
                  espiritual que haya logrado desarrollar. El Reino humano ha 
                  desarrollado en su conjunto el Cuarto Pétalo del Fuego de 
                  Kundalini. Esta coincidencia le permite andar "erguido" 
                  constituyendo una vertical sobre la horizontalidad del suelo, 
                  diferentemente de las unidades de vida en el Reino animal cuya 
                  constitución ósea les obliga a moverse siguiendo la 
                  horizontalidad del suelo y a estar de esta manera más cerca 
                  del Reino vegetal que les provee de alimento. Hay en todo una 
                  suprema lógica y de la misma se desprende el principio de 
                  analogía, el cual, convenientemente aplicado, permite 
                  descubrir los secretos revelables o misterios menores que 
                  conciernen a la vida de nuestra vieja Tierra. Vemos así, de 
                  acuerdo con la evolución de la sensibilidad, que el Reino 
                  humano posee el más delicado y perfecto de los vehículos de 
                  manifestación cíclica, el físico, más un cuerpo astral sede de 
                  su sensibilidad interna que le acerca misteriosamente por 
                  lazos de oculta afinidad a todos los seres y a todas las cosas 
                  de la Creación, pues en cada unidad de vida, de conciencia y 
                  de forma presiente o intuye un diminuto aunque perfecto 
                  corazón que late al unísono del gran Corazón Solar. Posee 
                  además una mente discriminadora, mediante la cual le es 
                  posible comprender las cosas y efectuar operaciones 
                  trascendentes siguiendo la estela del destino superior que la 
                  propia Divinidad le ha trazado. lodo este conjunto de 
                  expresiones espirituales vienen sustentadas desde sus más 
                  remotas raíces por aquella mística flor de cuatro pétalos que 
                  constituye el centro de recepción del Fuego de Kundalini ([7]) 
                  y enlaza misteriosamente al hombre con el Cuarto Rayo, el de 
                  la Armonía a través del Conflicto, con el Cuarto Reino al cual 
                  pertenece, con la Cuarta Jerarquía creadora, los Ángeles 
                  Solares, y con la Cruz kármica que "él debe llevar a cuestas 
                  hasta la quinta iniciación".
                  
                  
                  
                  Los Devas que trabajan especialmente con el Cuarto Reino son 
                  de una naturaleza especialmente sensible, mucho más 
                  evolucionada que la de los que operan con los Reinos 
                  subhumanos y esto puede significar que los átomos o elementos 
                  químicos que entran en la composición de su total estructura 
                  son más Iivianos o más sutiles que los que entran en el 
                  proceso de estructuración de los demás Reinos, es decir, que 
                  poseen un mayor contenido etérico.
                  
                  
                  
                  El ser humano posee también un tipo definido de organización 
                  mental que le permite afirmarse en poderes y capacidades de 
                  tipo espiritual, unas facultades que constituyen sólo un sueño 
                  muy lejano en el animal y una remotísima posibilidad en el 
                  vegetal y en el mineral. Estas capacidades mentales exigen de 
                  los devas especializados de la construcción de formas, unos 
                  refinados instrumentos de percepción de carácter etérico; de 
                  ahí que paralelamente a la complicada red del sistema nervioso 
                  que poseen ya algunos animales superiores ha de añadirse la 
                  sutilísima red de los Nadis. Los Nadis son en realidad los 
                  instrumentos de contacto consciente con el mundo de las 
                  emociones y de los pensamientos, que hacen del ser humano un 
                  verdadero centro de creación en la vida planetaria. Se puede 
                  afirmar que el vehículo humano en su totalidad constituye la 
                  más perfecta idea del Logos en el proceso de creación de la 
                  Naturaleza. Habrá quizá en la vida de este Universo en donde 
                  vivimos, nos movemos y tenemos el ser, otros mundos en los 
                  cuales vivirán también humanidades como la nuestra, dotadas de 
                  una mejor o peor organización social y de una evolución 
                  espiritual distinta, pero lo que si puede afirmarse 
                  rotundamente desde el ángulo supremamente esotérico, es que la 
                  forma arquetípica de las mismas será esencialmente la nuestra, 
                  la humana, más o menos refinada y con más o menos sentidos de 
                  percepción desarrollados, pero, en definitiva, la figura 
                  central de la evolución solar y posiblemente de otros sistemas 
                  solares, será la del Hombre Celestial, cuyo símbolo perfecto 
                  ha de hallarse sin duda en la forma geométrica de la Estrella 
                  de Cinco Puntas, la Forma Causal de la propia Divinidad, el 
                  verdadero Arquetipo de Creación de nuestro Sistema Solar...