VICENTE BELTRAN ANGLADA EN ARGENTINA

 

Conferencia pública en Sala Facultad de Ingeniería, 25/10/85 en Rosario

 

Presentación a cargo de Isabel Amondarain:

 

Señoras, Señores, amigos, condiscípulos: Es para nosotros un placer infinito del alma, poderles presentar a nuestro amado amigo y maestro Vicente Beltrán Anglada y poderle ofrecer esta tribuna de esta alta casa de estu­dios, que tantos estudiosos ha dado a nuestro país y al mundo entero, para que é1 exponga las palabras de su Maestro.

 

No vamos a exponer su biografía, la tienen ustedes en sus manos y van a poder conocerla detenidamente en sus casas. Queremos compartir con ustedes algunas reflexiones sobre ciertos acontecimientos históricos dentro de la vida esotérica de nuestro país, que nos van a ayudar a re­flexionar y ubicarnos en la función y la responsabilidad que nos correspon­de, como aspirantes espirituales.

 

Por los años 30 llegó a nuestro país un español, cuya humildad, cuya sencillez, cuyo desapego hizo historia dentro de todos los que tuvieron la suerte de conocerlo: se llamaba Francisco Brualla. A su luminosa memo­ria dedicamos también este acto. Don Francisco Brualla había recorrido Europa, fue luego a Norteamérica y eligió radicarse en Buenos Aires. Creó allí pronto, un grupo de estudios que llamó "Sophía". Él ya era un estudiante luminoso de la Escuela que creara el Maestro Tibetano, específicamente de sus libros. El grupo "Sophía" estudió, estudió todo lo que el Maestro les fue dando, más tarde surgió de ese grupo una revista que se llamó SOPHIA. La Revista Sophía trajo en muchos años, poco a poco, la luz del conocimiento de la sabiduría eterna a nuestras playas; lentamente se fue desplazando por todo el país, y ahora tuvimos, en los años más próximos, los escritos de nuestro maestro Vicente Beltrán Anglada. Poco a poco, los que conocíamos las enseñanzas del Tibetano fuimos interesándonos más y más en sus artículos, hasta que llegamos a consustanciarnos con ellos, y luego a ir estableciendo ya vínculos frater­nos con un hermano desconocido, desconocido que pronto fue entrando en nuestra mente y en nuestro corazón. Hoy lo tenemos con nosotros. Ha sido un trabajo fuerte de la voluntad de todos ustedes, lo hemos conseguido porque estamos entrando en los carriles de la Unidad. Ahora, tenemos que reflexionar como argentinos sobre la palabra unidad, fraterni­dad, unificación, que fueron apareciendo constantemente en la palabra de nuestro hermano Vicente. En todas sus cartas él nos insinuaba siempre a todos, sea donde estuvieran sus correspondientes, la necesidad de la unificación latinoamericana y a ese punto vamos. ¿Qué ocurrió en el mundo esotérico para que Buenos Aires recibiera a estos dos discípulos mundiales? Se interesó la jerarquía en nuestro país probablemente. Y hoy estamos ante un glorioso día, este día que estamos viviendo no sabiendo cómo absorber tanto bien, pero al mismo tiempo adquiriendo una tremenda responsabilidad. Tenemos que desarrollar en nuestro país, como país, el AGNI YOGA, la yoga del corazón que hará que toda idea se unifique, sea una, que las mentes se unan, que la mente no destruya la realidad, y ese es un trabajo muy difícil. El premio, la suerte, la felicidad que los argentinos hemos recibido significa deber, significa anular el yo separado, y eso es lo más difícil que se nos puede requerir, máxime a nosotros que somos un pueblo creado por tantas razas, por tantas diferencias, condicionamientos étnicos. Tene­mos forzosamente que aprender a acallar el yo separado. Esa será la forma de salir del Conflicto y entrar en la Armonía. Nuestras mentes, las mentes de todos ustedes tienen que empezar a pensar en unidad. Pensar en unidad para este conglomerado que es el Espíritu de la Argenti­na y proyectarnos a esa otra entidad viviente que es América Latina y entonces, posiblemente si nosotros tenemos nuestro corazón despierto, podrá hacerse realidad el sueño de Bolívar y San Martín. Nada más.

 

Habla Vicente Beltrán Anglada:

 

Todos los seres humanos buscamos la misma cosa, la Paz, ese sentimien­to Inefable de beatitud que nos libere de las condiciones ambientales. Entre nosotros y esta Paz, existe un tremendo vacío que tratamos de rellenar a base de creencias, ideales, dogmas y prejuicios, pero, ¿es esto la realidad? ¿Es esto lo que se halla tras el intento de la búsqueda? Después de porfiar en los vericuetos de mil caminos, nos damos cuenta un día de que hemos salido constantemente de nosotros mismos, enredándo­nos constantemente en la red artificiosa de aquello que nuestra mente ha creado y uno reconoce finalmente, después de una tremenda etapa de sufrimiento, que nunca debimos salir de nosotros mismos pues allí, dentro del corazón, se halla el asiento de la Paz que tan añorantemente buscamos. Hemos creado un sinnúmero de estructuras de todas las tipolo­gías posibles, religiosas, políticas, sociales, etc. y hemos hecho más toda­vía para apartarnos del Ideal. Hemos establecido una lucha cruenta contra todas las demás estructuras que otros construyeron y este ha sido el morbo, la causa del malestar creciente del mundo, de las crisis psicológi­cas dentro de la humanidad, de este incesante fluir a través de múltiples ilusiones buscando la verdad. Es por tanto necesario, si nos damos cuenta de esta situación mundial que todos hemos creado, que rectifiquemos nuestra actitud, que dejemos de crear estructuras basadas, sea en la esperanza o sea en el miedo, sabiendo que existe una ley única para todos, que a todos nos unifica y que por tanto no pertenece a ninguna estructura, sea de la clase que sea. ¿Qué puede haber entre nosotros y el ideal, salvo nosotros mismos convertidos en ideal? ¿Qué puede existir entre nosotros y la Paz, salvo la Paz que está en nuestro corazón? El pensamiento, las modificaciones y cualidades de la mente han establecido una barrera entre nosotros y los demás, por lo tanto la mente se ha convertido en un instrumento inútil desde el ángulo de vista del espíritu y hay que reorientar todas las actividades de la mente para crear algo superior, algo que esté más allá, por encima de toda posible construcción humana, algo que esté sustentado en la fe del corazón, cuyo enlace es lo eterno. Estoy seguro que todos cuantos han venido aquí ha sido porque en el fondo de su corazón no han encontrado todavía la Paz que están buscando. Quisiera decirles ante todo que no voy a señalar ningún camino porque no hay ningún camino hacia la Paz, pues la Paz somos nosotros mismos. Hemos establecido un código de valores sociales, no siempre justos y nos atenemos a ellos. Somos los esclavos de la tradición, de todos los códigos establecidos a través del tiempo. Cuando somos incapa­ces de resistir la presión de esos acontecimientos nos refugiamos en una estructura y la estructura que aparentemente tendría que liberarnos, se convierte en otra cadena, en otra ilusión, en otra prisión, en otra cárcel.

 

Qué hay que hacer entonces desde el punto de vista esotérico, desde el punto de vista profundamente analítico, sino tratar de pensar en propor­ciones ultradimensionales hasta un punto en que la mente quede desguarne­cida de todo efecto temporal y desnuda de toda cualidad, y esto es muy difícil de realizar, pero hay que intentarlo a toda costa. Si realmente estamos interesados en valores humanos y no simplemente en adormecer nuestra conciencia al amparo de los prejuicios, los temores y las esperan­zas en el futuro. La verdad, la paz, todo cuanto signifique un enalteci­miento de nuestras mejores facultades están aquí y ahora. No están ni en el pasado, ni en el futuro. Si queremos comprender cómo actúa el futuro en nosotros, examinémonos profunda y honestamente en el presente sin intentar huir, sin intentar rehuir el sacrificio del yo, sin intentar resistir la fuerza de ese tremendo desafío a la conciencia, pues la Paz que es expectación serena y esta expectación serena que es la clave mística de la Nueva Era está flotando por doquier. Todo lo tenemos ya, sólo tenemos que desarrollar la capacidad de recibir y esto sólo podemos hacerlo si nuestra mente está muy vacía de todo prejuicio, si somos capa­ces de vivir ausentes de todas las estructuras conocidas, y si estamos dentro de cualquier estructura conocida, que seamos tan inteligentes como para poder liberarnos de ella, observándola a partir de la misma aunque trabaje­mos para la misma. No hay que destruir ninguna estructura, hay que crear las bases místicas de la propia estructura, lo cual signifique que tendremos un espíritu de unidad dentro de la propia estructura y no una base de prejuicios a través de las cuales lucharemos contra los demás.

 

Todo está en nosotros, la capacidad de recibir como la voluntad de ofrecer, el eterno vacío de la conciencia para recibir los valores inmorta­les está en nuestro corazón, y nuestra mente debe secundar esta voz del espíritu a fin de realizar aquello tan grande para lo cual hemos naci­do. Ustedes son esta fuerza, ustedes son esta Paz, ustedes pueden cons­truir algo nuevo porque este algo nuevo está en ustedes y este algo nuevo triunfa por encima de toda posible estructura. Si ustedes comprenden esta realidad estoy seguro que triunfarán de ustedes mismos, habrán libe­rado una considerable parte de energía destinada actualmente sólo a vitalizar los pequeños prejuicios que surgen de las pequeñas estructuras que hemos creado y porque ustedes poseen esta fuerza, porque internamen­te ustedes poseen esta Paz inmortal, es porque ustedes están expectante­mente serenos y en esta expectación serena se basa realmente la Paz del mundo.

 

Contestaré a todas sus preguntas, mientras continuamos profundizando la Realidad Una Omnipresente se va adueñando progresivamente de esta fracción de Paz humana que ha desarrollado todo humano corazón. Se trata sólo de no ofrecer resistencia a esta fuerza, de sentirse Integrados en la acción creadora, que el Amor a los demás no sea una palabra vana, pero no puede existir amor dentro de una estructura estrecha y condicionante. La estructura habla de Amor pero no ofrece Amor. Ustedes deben ser conscientes dentro de sí mismos de esta realidad, pues si se dan cuenta de ello, entonces ustedes desarrollarán el amor que tiene que existir dentro de toda posible estructura. Hay que crear, no destruir, el lenguaje de la Nueva Era no es un lenguaje mental que solamente puede traernos conocimientos variados, puede convertir nuestra mente en un arsenal de conocimientos y, sin embargo, este arsenal de conoci­mientos nos impedirá percibir directamente la verdad que somos nosotros mismos, es el eterno equilibrio entre la razón y el amor que debe traer como consecuencia la inteligencia creadora.

 

Pregunta: ¿Qué cuerpos hay que ir purificando primero y si hay necesidad de purificarlos? Porque hay muchos casos, por ejemplo el de Madame Blavatsky que era carnívora y que fumaba, y como Alice Bailey que decía que una vez que el hombre ha dejado de comer carne, se ha hecho vegetaria­no, ya no importaba que comiera o no carne. O sea, ¿la purificación tiene que ser de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo?

 

Respuesta: Mire usted, el asunto de las disciplinas de los cuerpos ha constituido la preocupaci6n de todos los discípulos de todos los tiempos. Yo por sistema, nunca me comparo ni trato de comparar a nadie, porque cada cual tiene su propia singularidad y es a través de la singularidad propia que uno va adentrándose por este camino infinito de la Paz. Impor­ta muy poco si Madame Blavatsky comía carne y fumaba, o si esto sucedía igual­mente con otros grandes e ilustres Adeptos de la Jerarquía o grandes Iniciados; desde el ángulo de vista de la Vida y no de la forma, ellos cumplieron una misión importante, fue la de presentar al mundo esto que estamos recogiendo como frutos de beatitud y de suficiencia. Nos trajeron el aliento de la Gran Fraternidad Blanca. Lo que hicieron en sus vidas personales es tan poco importante, ¿verdad?, vista su obra tremendamente creadora, que no tiene mucha importancia su considera­ción, pero yo les digo a ustedes que primero hay que buscar el reino de Dios y después lo demás, o lo que se nos da por añadidura.

 

Pero, sucede una cosa extraordinaria en el ser humano, es que primero busca lo que se nos da por añadidura y después, si hay tiempo, vamos a buscar el Reino de Dios y naturalmente, esto siempre trae como consecuencia una alteración de la Ley. Es como si dijésemos que una persona se hace vegetariana para purificar sus cuerpos y conquistar la verdad; pero si conquistamos la verdad entonces purificaremos todos los cuerpos porque estaremos en contacto con la pureza de la Creación. Yo les hablo siem­pre desde el punto de vista del propósito espiritual y no de la forma como el espíritu se manifiesta en cada uno, pues esto sería alterar en cierta manera las Leyes de la Creación que le dan a cada cual su medi­da. Existe un principio único de jerarquía entre todos los seres que consti­tuyen la Humanidad, pero cada uno de estos seres se debe a su propia Jerarquía. No existe una lucha de jerarquías y, sin embargo, hay luchas dentro de los pequeños grupos, dentro de las pequeñas estructuras, dentro de la pequeña mente del hombre; es aquí donde está el peligro, porque cuando la mente es pequeña no puede captar lo cósmico de la Creación, se basa siempre en retazos de ideas, nunca abarca la idea total y esto es debido singularmente a que toda la conciencia ha sido construida sobre los recuerdos del pasado. Nada tenemos del presente y todo cuanto sucede en el presente aunque sea un conocimiento esotérico, lo analizamos siem­pre desde el ángulo de vista de nuestros recuerdos, no de la verdad inter­na que somos nosotros mismos.

 

Entonces lamentamos constantemente esta crisis aguda de la conciencia porque ninguna estructura le ha ofreci­do la Paz que tan anhelantemente está buscando a través del tiempo. Hay que cambiar radicalmente entonces toda nuestra conciencia en el presente, y estar muy atentos y apercibidos en el presente para evitar caer en las sutiles redes del pasado. La realidad nunca está en lo pasado, jamás estará en el futuro, siempre estará en el Eterno Ahora de la con­ciencia que es el presente, y ésta es una idea muy sutil que todos tendríamos que tratar de comprender en profundidad, pues entonces nos daríamos cuenta de que muy raras veces vivimos en el presente, que siempre estamos condicionados por lo pasado, y el pasado siempre se convierte en una presión por glorioso que haya sido. Pero, ¿que ocurrirá cuando estemos realmente integrados en lo presente, cuando toda nuestra fuerza, toda nuestra intención y propósito y toda la atención esté cifrada en lo que está aconteciendo dentro y fuera de nosotros, no pensando en lo que está pasando y tratando de escapar hacia el futuro, sino estando integra­dos en lo presente?

 

Entonces nos daremos cuenta que a medida que vaya­mos integrándonos, aquella Paz dormida, aletargada en el corazón, surge de improviso llenando de beatitud nuestra vida y entonces somos conscien­tes de que sólo fuimos dando vueltas y vueltas alrededor de nosotros mismos, y que todas las estructuras fueron cárceles que aprisionaron nuestro ánimo, nuestra mente y nuestro corazón. Es por tal motivo que la Gran Fraternidad Blanca del Planeta está tratando constantemente de advertir de la necesidad y del peligro, la necesidad de un cambio en la actitud total de la mente, del corazón y el poder de cambiar en virtud del propósito interno la cualidad de nuestra vida y la reorientación de nuestra vida en el presente.

 

Cuanto más crecemos más pequeños somos, cuando nuestra mente está más llena de valores, más difícil es percibir la realidad. Dense cuenta, si ustedes son analíticos, que no les digo "destruid la mente para albergar la verdad" sino que digo "aduéñen­se de la mente". Que la mente sea creadora, que no constituya un foco de infección que pueda alterar el equilibrio de todo nuestro ser y sólo hay un verdadero remedio, es la expectación, que es la atención suprema a todo cuanto sucede en los niveles del tiempo.

 

Pregunta: Soy una persona que ha descubierto cosas hermosas por esa divina palabra que es Divino Amor, pero no el amor específico, sino el Divino, ese que se entrega a todos por igual sin pensar como madre, ni como esposa, ni como hermana, todos, absolutamente todos son iguales. Entonces conver­sando con una persona le expliqué ciertas cosas que me sucedían y, es como usted dice, cuando uno desea las cosas y son puras toca a la persona a quien se le envía, pero a la vez me alertó un poco agresi­vamente sobre el karma, que yo no tenía ningún derecho a querer cam­biar la vida de las personas. Es decir, ¿qué entendía por cambiar la vida de las personas? Para mí es una cosa muy normal, desear la felici­dad de todo el mundo, la paz del mundo, la unión de los seres, la cura­ción de los enfermos, que la gente sea feliz, que sepa qué es exactamen­te. Como usted dice, está dentro nuestro. Entonces yo le dije que voy a seguir en lo mío porque me hace sentir muy bien y puedo hacer sentir bien a todos los seres, no importa quienes sean, si son negros, si son blancos, si son pobres, si están tullidos, si son ignorantes, por una determi­nada tara o por lo que sea, porque yo también lo soy, tengo la ignorancia de los libros porque nunca pude cultivarme, lo he hecho como he podido y porque me interesó, pero fue para volcarme a los demás. Entonces pienso y le pregunto muy respetuosamente, si estoy equivocada o este señor toma una posición muy cómoda porque para vivir para los demás es renunciar a uno mismo. Eso quería preguntarle. Gracias. Y Dios lo bendiga por estar acá.

 

Respuesta: ¡Muchas gracias! ¿Cuál es la medida del amor? He aquí una palabra muy difícil de contestar. Si una persona ama muy intensamente a otra dentro de los límites de esta intensidad de amor, está expresando el Amor Universal. E1 Amor nunca puede alterar el karma porque el amor es el liberador del karma; significa sin embargo, que la mayoría de las personas hablamos del amor y el amor se ha convertido en otra cuali­dad mental, no en un sentimiento vivo del corazón. Y claro, cuando justifi­camos nuestro pequeño amor o nuestra falta de amor, entonces recurrimos a la palabra maravillosa del karma, ¿pero es esto realmente así? El kar­ma somos nosotros, el karma es el pasado, la falta de amor no está en el presente sino en el pasado con los prejuicios, las taras genéticas, la herencia de los conocimientos tradicionales, el peso de las estructuras dogmáticas, esto es el karma. Entonces no hablemos del karma sino de la liberación del karma, que es la liberación del Amor Universal dentro del corazón y esto sólo se consigue amándonos profundamente los unos a los otros, ya sea en el campo profesional, en el campo particular, en el campo de las relaciones humanas, en nuestra familia y en nuestro grupo. Entonces nos daremos cuenta de que realmente existe algo Univer­sal en nuestro amor, pero nuestro amor ha sido tasado, ha sido medido, ha sido estructurado y con esta pequeña estructura, con nuestra pequeña medida de amor queremos abarcar la totalidad del Amor Universal y esto es imposible, porque la verdad, el amor, la justicia, la libertad, inclu­so la palabra democracia son palabras solamente si no las vivimos prime­ro en el corazón. Esto es exactamente lo que en esencia quería decirles y que, toda esta fuerza, el enigma de todo ser vivo consiste en aprove­char los resortes de su pequeña medida, tratando de engrandecerla constantemente hasta constituir un verdadero canal de distribución de las ener­gías cósmicas. No hemos arreglado ninguno de los problemas sociales de la Tierra todavía, estamos llenos de miseria, de enfermedades y de crisis que conducen a guerras cruentas y dolorosas, y esto sucede porque estamos luchando todavía dentro del corazón. Nosotros somos un cuerpo unido, me refiero a la humanidad, no somos entidades separadas aunque estemos dentro de distintas estructuras, somos algo unido, de tal manera que el sufrimiento de uno engendra el sufrimiento de los demás, no pode­mos decir se lucha en el Vietnam, por ejemplo, o en Asia, o en España, o en la República Argentina, donde existe un grupo de hombres luchando contra otros, está luchando allí la humanidad y para evitar esto hay que tener paz en el corazón, porque al menos, no contribuiremos con nuestro óbolo, con nuestra aportación, al desangramiento de los pueblos que enri­quecen solamente a poderes establecidos, que no persiguen otra cosa que intereses de tipo personal. Hay que despertar a esta razón superior, hay que darse cuenta de que vivimos más allá y por encima de estas peque­ñas miserias y que, por tanto, lo más inmediato, lo que interesa mayor­mente es despertar esta paz inmensa en el corazón y transmitir este amor, esta radiación, esta paz, esta beatitud hacia todos cuantos nos rodean, que los demás sientan esta paz, que sientan este amor, esta potencia viva del corazón sin ampararnos en los prejuicios y en las estructuras que hemos creado.

 

Pregunta: Hablamos mucho de amor y en estos momentos tenemos un grande amor, pero, ¿qué mecanismo se pone en marcha cuando se termi­nan las reuniones y llegamos a nuestra casa, y por así decirlo, peleamos o discutimos o nos ponemos en malo con aquellas personas que nos ro­dean? Esa es mi pregunta Sr. Anglada y humildemente le pido si me lo puede contestar.

 

Respuesta: Si hay amor en el corazón muchos de los desequilibrios existentes en el seno de la humanidad serían mitigados. Las disputas familiares siempre obedecen esencialmente a un amor que todavía no ha sido ampliamente comprendido, yo no diré que no exista amor dentro de las pequeñas medi­das, pero el amor queda condicionado dentro de la pequeña medida que nosotros contenemos. Hay que tratar de vivir de una manera tan compren­sivamente amorosa que nuestro hogar, nuestro trabajo cotidiano, nuestro ambiente social sea armónico. No podemos traer paz si en nuestro corazón hay guerra constante y, actualmente, es por esto que hablo tanto de la paz, esta paz que nace precisamente al amparo del propósito espiri­tual que a todos nos da vida. La comprensión del propósito trae como consecuencia paz, esta paz está en nosotros y el amor está en nosotros, lo mismo que la libertad, este sentimiento de integración social. Entonces, no puede existir un remedio al caos existente sin apagar el fuego o la causa que produce este juego de pasión que crea desequilibrio ambiental. Estoy seguro de que estoy hablándole a un público muy inteligente y con muy buena voluntad en su corazón para comprender estas causas invisibles que conducen al malestar social. Si nos damos cuenta de que sutilmente estamos integrando este juego promotor de pasiones que desencadenan conflicto y traen sufrimiento, entonces nuestra conducta cambiará no por la disciplina sino por la comprensión. La disciplina solamente conduce a la presión que supone otra estructura, en cambio el amor ofre­ce la serena ruta que lleva a la liberación social de todo impedimento. Nos damos cuenta que nos es más fácil amar a todos los que están cerca de nosotros por efectos del karma o por simpatías basadas en la amistad, en la integración social o el que nace en nuestros pequeños grupos espirituales. Pero si el propósito es activo y la voluntad de bien se conservan inmaculados en las razones profundas de la conciencia, entonces tarde o temprano el corazón hará afluir y también a flor de mente, creando una nueva situación individual lo cual significa que, por radiación, crearía­mos una nueva situación social. Todos somos responsables de lo que ocurre,  ¿o es que creemos que el ambiente es algo que se ha creado por obra y gracia de efectos que están fuera de nuestra voluntad? Un ambiente se crea cuando nosotros pensamos inadecuadamente, cuando sentimos incorrectamente y cuando nuestras palabras son falsas o hirientes, y natu­ralmente, como estas cosas son tan fáciles de comprender no les damos importancia y allí se gesta la gran ilusión de separatividad que nos aleja los unos de los otros. Pero, comprender esta razón suprema, este propósi­to insigne de unificar nuestro corazón con el corazón de los demás, este tratar de vivir adaptándonos constantemente a las situaciones que van surgiendo en el diario vivir, ahí existe la garantía de un nuevo estado de conciencia tan elevado, tan supremo, que sin que nos demos cuenta nos sentiremos lanzados a la gran aventura del amor que ha de traer paz, libertad a nuestro corazón, a nuestra mente y a nuestro ánimo.

 

Pregunta: Sr. Anglada, mi pregunta está relacionada, si podemos saber a través de usted, ¿cuáles son las notas adecuadas para la pronuncia­ción del OM y el AUM? También quiero pedirle que nos hable del Espíritu de Compasión y si es posible, sobre la imposición de manos.

 

Respuesta: Creo que fue en Buenos Aires en donde se me hizo una pregunta similar, es decir, sobre la entonación del AUM y del OM. Como ustedes saben el OM y el AUM son voces o mántrams sagrados que son sintetiza­ciones de notas cósmicas y que por tanto, deben ser pronunciadas correctamente para poder producir resultados ambientales o para crear un impac­to en los éteres que nos circundan. Pero debido a nuestra condición huma­na, tan llena de dificultades y apreciación del valor del sonido, de cómo el sonido se convierte en un color y cómo el color origina la forma geométrica, lo cual implica penetrar ocultamente en los éteres, y hay que tener clarividencia y clariaudiencia para poder percibir los colores y oír los sonidos. Pero yo siempre he dado una nota clave para la comprensión de esta verdad implícita en los mántrams sagrados. Diré ante todo para una comprensión esotérica, que el triple mántram AUM pertenece a la expresión del Espíritu Santo o de la tercera persona de la trinidad, mediante cuyo triple sonido se crea el reino animal, el reino vegetal y el reino mineral, y también el AUM crea el cuerpo mental del hombre, su cuerpo emocional y su cuerpo físico.

 

Entonces, si el Yo, el Pensador, es capaz de pronunciar adecuadamente la nota que corresponde a cada reino, o la nota que corresponde a cada cuerpo humano, automáticamente suscita una vibración mágica que se traduce como integración. Pero, ¿cómo saber la nota AUM que correspon­de a nuestros tres cuerpos para integrarlos? Entonces habrá que elevar la conciencia a un nivel de tipo superior, habrá que ascender por las rutas de la mente, crear aquel puente de Arco Iris o Antakarana, y a partir de aquí, tratar de investigar en las eternas avenidas del silencio creador, el sonido que corresponde al OM sagrado, porque el OM sagrado se llama ocultamen­te el sonido de resurrección y el sonido de integración causal que utiliza el Angel Solar, el Yo Superior o "Cristo en ti, esperanza de gloria", para integrar el AUM y producir la integración en consecuencia. Si no tenemos el poder de elevar nuestra conciencia hasta los niveles del Yo Superior o del Alma causal, no podemos conocer el sonido que correspon­de a cada uno de los tres cuerpos, por lo tanto no hay otra alternativa que ascender. Y se asciende por lo que hasta aquí hemos estado diciendo, por el camino de la Paz, del Amor y de la integración: la intregración mental, la integración emocional y la integración física, para producir un acorde, un acorde único que misteriosamente se transforme en el OM y si el OM es integrado correctamente a través de la Iniciación, entonces se convierte en el sonido original del cual surgen el OM y el AUM.

 

Como verán, no puedo explicar de una forma práctica de realizar esta integración, salvo que ustedes estén plenamente decididos a vivir expectantemente serenos, porque cuando ustedes están silenciosamente expectantes, están imprimiendo una vibración tan sutil a sus vehículos mental, emocional y físico que automáticamente quedan integrados. Traten de investigar esto que acabo de decirles, cuando ustedes están muy aten­tos el poder de desintegración se retira, no tiene poder en nosotros, solamente existe una fuerza que viene de adentro, que surge del corazón y que la mente sanciona y lo atisba, y creamos una condición de paz, y cuando hay paz, hay integración y no puede existir integración sin paz. Es lo que está ocurriendo ahora: ustedes se están integrando en valores absolutos, cada uno de sus vehículos produce la nota que le corresponde y el Alma en su propio plano son ustedes, ustedes son el Pensador sin condición alguna que limite el poder de pensar, porque ustedes son dueños de la mente, son dueños de la emoción, son dueños del cuerpo. Ahí está el misterio del OM y el AUM.

 

Pregunta: Perdón Sr. Anglada, le había pedido también lo relacionado con el Espíritu de Compasión y sobre lo que usted menciona en uno de sus escritos, sobre la imposición de manos.

 

Respuesta: Naturalmente el Espíritu de Compasión no puede surgir si no hay una plena integración de los vehículos, que cuando existe un vehí­culo integrado puede ser el vehículo emocional, no hay peligro en impo­ner manos si hay integración, pero cuando la integración es triple, es decir, cuando existe una integración de la mente, del corazón y del áni­mo, entonces se produce un sentimiento desconocido que es la compasión y la compasión nada tiene que ver con imposición de manos, es una irradiación que surge del corazón y que se trasmite a través del vehículo etérico. Entonces todo está unido dentro del misterio implícito en los sagrados mántrams, el AUM que corresponde al triple vehículo y el OM que corresponde al Espíritu de Compasión de Cristo. En la fuerza mística del plano causal, se halla la eterna avenida de la compasión. Una persona que sienta compasión, realmente compasión no sentimentalismos vanos, esta persona curará por radiación, porque no se puede sentir compasión sin sentir al propio tiempo un sentimiento infinito e indescriptible de Paz.

 

Pregunta: Quisiera que usted me ayudara porque resulta que a mí me vienen a buscar los Maestros a la noche y yo solamente los reconozco por el perfume, nada más. Me llevan a otros planetas, cumplo lo que ellos me dicen pero no los puedo ver, y yo soy muy ignorante, soy una persona de muy pocas luces. También quisiera saber, ¿por qué cuando me acuesto se me pone una luz blanca, acá en la cabeza?

 

Vicente: ¿Usted la ve esta luz blanca?

 

Pregunta: Sí, sí, sí...

 

Respuesta: Bueno, usted no es esta luz porque el observador siempre está contemplando aparte de sí mismo.

 

Pregunta: yo me acuesto y la luz está acá arriba, con todo apagado.

 

Respuesta: Muy bien, comprendida la respuesta. Bueno, todo el mundo puede sentir efectos sensibles en los mundos invisibles, puede ver luces, oír sonidos, ruidos a su alrededor y preguntarse extrañado: “¿Qué es esto que me ocurre?” No quisiera exage­rarles la nota psíquica porque basándome en mi propia experiencia, puedo decirles que la presencia del Maestro se manifiesta en forma de Paz, no existe nada sensible dentro o fuera de ese sentimiento de Paz, pero cada persona tiene sus propias experiencias. Yo no discuto nunca estas expe­riencias porque las considero sagradas y de tipo muy personal, solamente puedo decir lo que siento internamente en mí como una experiencia y por lo tanto, poco puedo decir acerca de las experiencias de los demás, salvo que en todo corazón existe un fondo de sensibilidad que le conecta a veces con los mundos invisibles donde hay tantas cosas que aprender. Quizá una de las razones mayores que traerá como consecuencia la Nueva Era, es el poder que tendremos todos los humanos de ser clarividentes en los mundos invisibles para ver qué es lo que sucede a nuestro alrededor. Será una conciencia de la humanidad, no una simple conciencia personal, será el poder de ver lo que existe en la cuarta, quinta y sexta dimensión del espa­cio y ser conscientes en estas dimensiones, para producir los nuevos tipos raciales que utilizará más la mente superior que la mente concreta, y el corazón búdico más que el corazón emocional como sucede hasta ahora, pero estamos todavía muy lejos. Yo hablo de un presente inmediato que tiene mucha importancia para nosotros, es esta importancia que se traslu­ce en el ánimo de todos ustedes, ustedes están tratando de descubrir este océano de Paz en su corazón. Es por esto que ustedes triunfarán y ustedes son realmente maravillosos en el sentido de que están tratando de hallar aquello por lo cual suspiraron todas las generaciones que nos precedieron.

 

Esta Paz silente, misteriosa, envolvente, que se apodera de todos nosotros, nos da garantía suprema de un orden social nuevo basado en la equidad, la libertad y la justicia. Si ustedes mantienen este ánimo, ustedes harán una gran República Argentina llena de libertad, porque ustedes la habrán conquistado dentro de su corazón primero y por radia­ción, ustedes la trasmitirán al ambiente social de su país. Quisiera despedirme hoy de ustedes con estas palabras de aliento, ningún país es rico, bello y floreciente sí sus hijos se apartan de la realidad y viven al amparo de la mezquindad y la injusticia. Cuando existen grupos esotéricos de la categoría espiritual de ustedes, la jerarquía ve puntos de apoyo para su voluntad de perfección de la Humanidad y les envía a ustedes rayos de luz, que penetran en ustedes, que aligeran su karma, que presionan su corazón y dejan su mente abierta a las nuevas formas de pensamiento que van introduciéndose dentro de la Humanidad por efecto de la sanción cósmica. En realidad, no existe separación alguna entre nosotros, los continentes no están separados, ni las naciones, ni los pueblos dentro de estas naciones, ni los hombres entre sí cuando existe el aliento de lo superior dentro de los hombres y las mujeres, cuando existe un ferviente propósito de acción y una buena voluntad constantemente tratando de reducir las asperezas de nuestro yo. Ustedes están creando la nueva Argentina, la Argentina que desea la Gran Fraternidad Blanca, en nombre de la cual les estoy hablando en estos momentos.

 

Pregunta: Señor Beltrán Anglada, usted habló recién de que la Fraternidad Blanca influye en los grupos esotéricos. En otras palabras, los Maestros influyen en los grupos esotéricos y por consiguiente en nuestras mentes, en nuestras voluntades. ¿Cuál es el mecanismo que utilizan, por así decirlo, los Maestros para influir en nosotros, en nuestras mentes? ¿Cómo nosotros debemos preparar estas mentes para poder absorber, por así decirlo, esas influencias, para que esas influencias puedan orientarnos en nuestra evolución espiritual, de lo que usted con tanta suficiencia está hablando y nos está aconsejando? Muchas gracias.

 

Respuesta: La Gran Fraternidad, los Maestros que integran esta Gran Coorporación de Seres Perfectos que antaño fueran hombres, se manifiesta a los hombres por el mecanismo —si usted prefiere esta palabra— de la buena voluntad. Si existe un espíritu de buena voluntad en el hombre, en el ser humano, si esta buena voluntad, resiste el paso del tiempo, si esta voluntad persevera constantemente hasta llegar a un punto en que descubre el secreto íntimo del corazón, entonces tendremos siem­pre influenciando nuestra vida a Aquellos que son llamados muy justamen­te, los Hermanos Mayores de la Raza, y la Gran Fraternidad está esperando ansiosamente, si puedo expresar ese término, que la humanidad despier­te el corazón a través de la buena voluntad, porque la mente técnica ha fracasado para infundir amor y comprensión en los corazones de los hombres. Tenemos grandes mecanismos técnicos y grandes descubrimientos científicos. Pero, ¿ha traído esto Paz al mundo? No existe un valor ético ­y moral a la altura de lo técnico todavía, por lo tanto la Jerarquía se manifiesta mayormente en las mentes sencillas y en los corazones puros, por aquí, aquí en estas dos palabras existe la garantía de un Nuevo Mundo y de un nuevo orden social. El mecanismo se crea con la buena voluntad, la voluntad es la avenida de la Paz cuya forma más objetiva es la correc­ta relación, entonces no hay opción para el discípulo, para la persona integrada en valores absolutos: la buena voluntad y las relaciones correctas entre sí. Quisiera despedirme con estas palabras: BUENA VOLUNTAD Y CORRECTA RELACION. Muchas gracias.

 

 

 

 

 


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